NOCTAMBULEANDO

          
                    Se me hacen las tantas. Muchos días, demasiadas noches. Muy a menudo me despeja el runrun de la televisión, la llamada siempre necesaria y cariñosa de ese amigo que apareció también en una madrugada de desolación y que en tantas otras me ayuda por lo menos a esbozar una sonrisa, y siempre el continuado trasiego que es ir de mi corazón a mis asuntos, sin escalas, sin trayectorias definidas.
          Avanzan estas horas de letargo que en nada darán paso a la aurora, y tornarán negros y silencios (cuando mis "civilizados" vecinos quieren) en azules y bullicios. Mientras algún coche despistado dejará su estela de crujir de ruedas y tubos de escape y algún retorcimiento de paredes, techos y muebles.
      El sofá confortable me incita cual canto de sirena a no llegar a las costas de mi cama; tal vez ya me puede el cansancio, aunque preocupaciones, ideas y temores no dejan darle al stop que pare el desbocado programa de mi torpe cabeza. Ecuador de una nueva semana, otrora en plenos disfrutes de saetas, inciensos y emociones. Voy sucumbiendo pausadamente a la desconexión, y probablemente soñaré con metas inalcanzadas e inalcanzables...y es que son una faena esas ofertas de estupendos hoteles a precios de ganga, y que a pesar de poder aprovecharlas, no tienes con quien ir...¡menudo desastre!
     Mañana será otro día, bueno ya lo es ahora mismo. De momento somos nueve a comer el sábado y algunos más a las cañas. La convocatoria sigue abierta y quedan menos de cuatro días...