jueves, 31 de enero de 2013

POSITANO

 "Positano te marca. Es un lugar de ensueño que no parece real mientras se está allí, pero que se hace real en la nostalgia cuando te has ido"


    Jhon Steinbeck



Estoy sensible. El tiempo vuela y ya se nos casi come enero. Los días duran algo más y las ilusiones mucho menos. Estoy cansado. Hace frío, aunque hace sol, y las tardes nos van dando un minuto diario más de sol y luz. Estoy nervioso. Sueño con el verano, o la primavera, no sólo como estación del año, sino como un nuevo tiempo o un pasado recuerdo. Hoy me acuerdo de mi tarde en Positano, de la que guardo la miel de la plenitud de lo efímero y lo bello. Estoy triste. Quiero volver a este pueblo italiano, de cielos morados y casas de colores melocotón y fresa, alineadas en filas escarpadas, como Alcalá del Júcar, que al igual que esta, tiene la iglesia a la derecha como centinela de la ladera por donde se desparrama todo el conjunto.
      Estoy pensando. Hace cinco años que vi el atardecer de Positano, y sueño con volver. Y con ver Florencia, que parezco Sandra Bullock en "mientras dormías" con su bolita de cristal, en la que volcaba la nieve que envolvía la torre del Duomo de plástico. Y sueño con ir a esa ciudad que se ha convertido más que en un deseo en una obsesión, porque a veces creo que moriré sin pisarla. Estoy tranquilo. Porque las incertidumbres y los quebrantos ya no entran en mi vida, porque no quiero, más que lo imprescindible, y cada vez es menos.
         Iré a subir y bajar las escaleras positanas. Como la vida misma, este continuo subeybaja. Iré solo aunque vaya con alguien, porque tú mismo nunca te abandonas ni dejas de autoconversar, y así, los recuerdos si la compañía desaparece son menos dolorosos, o no simplemente no son nada.
   Positano, y enfrente Capri, mirándose con envidia, de ser tan bellos. El mar los mece y los refleja...¡cuanta maravilla! Lugares mágicos, porque la magia es necesaria para la vida esta, tan así a veces...


    Y recordar: "la vida casi nunca sale como la habías planeado"
         






miércoles, 30 de enero de 2013

EMPANADILLAS

Pero caseras. Con el relleno hecho en casa, con abundante tomate y atún. Puede que algún guisante y algo de huevo cocido también jeje Plato de las semanas santas de vigilias y potajes, y segundo plato de muchas semanas de aquellas en que era escolar, y al llegar a casa me daban a probar el relleno hecho en plato de porcelana, que esperaba llenar las finas obleas, que después de ser cerradas con los dientes del tenedor, formando la característica forma de abanico, serían presas del dorado aceite, donde se convertirían en tan delicioso bocado.
    Soy más de estas empanadillas que de las empanadas. Que también, otro día les haremos el post gastronómico. Pero nada nada de las congeladas de findus, pescanovas y esas cosas que me saben todas a plástico y a nada, y para el estómago siempre es necesario tener con sabor y que llene, que se sienta. Como el amor ese que dicen que se manifiesta en mariposas revoloteadoras...
     Un día de estos las voy a hacer. Espero que no se me quemen como las famosas de Móstoles. Y tampoco quedarme empanado, que bastante lo estoy a veces, que parezco un merluzo, aunque de merluza son las croquetas ¿no? Pues eso, que he decidido hacer propósito de enmienda y voy a ver si aumento mi escueta carta de autogastronomía, entre otras cosas, que ya nos hemos comido casi un mes del 2.013 y para lo que hemos avanzando, pues habrá que pensar en algo.


        Mi blog lleva unos días con poco movimiento...¿donde están mis templetilleros fieles? si ya os aburro, se dice y se cierra la persiana, que la crisis es general por lo que veo, y para este espacio de lecturas e intercambios de palabras, lo peor es la ausencia de las mismas, y ya lo hice una vez. Animaros, animarme, gracias, besicos.
     

martes, 29 de enero de 2013

EL NIÑO DE LA BOLA

Es el niño de Praga. El infante coronado y revestido de rica túnica y capa. Imagen de cera que desde Sevilla viajó hasta la capital checa, en el ajuar de una noble española que allí matrimonió con importante noble. El niño de Praga adquirió fama de milagroso y hoy en día es uno de los santuarios más importantes del mundo, y su imagen e iconografía está extendida y difundida por todo el mundo.
   Barrio de Malastrana. Al otro lado del puente Carlos. Quien ha, hemos tenido la suerte de conocer esta ciudad, única e impresionante, lleva, llevamos grabados en la retina y el recuerdo, los rincones de sus calles y plazas, sobre todo las de este barrio a mitad de camino entre la alta ciudadela del castillo y la ciudad vieja. Casi paralelo al Moldava, se alza la fachada del convento carmelita de las Victorias, donde en barroco ¡que mira que me gusta lo barroco! retablo lateral, el diminuto niño recibe oraciones y peregrinaciones de todas partes.
      En mi parroquia de la Purísima había una imagen de este Niño. En una remodelación de la misma, desapareció y estuvo años guardada en un trastero. Luego volvió al culto en el oratorio del Carmen, donde preside uno de los altares, como en su casa matriz también carmelitana. Yo no sabía que se llamaba de Praga; mis mayores me decían que era el Niño de la Bola, como la novela de Pedro Antonio de Alarcón, que no sé si tendrán algo que ver, la verdad.
     Su fiesta fue el día 25. Con un poco de retraso como me suele pasar siempre, le dedico hoy este post. Bendito niño sevillano, rey de lejanos reinos centroeuropeos. Puede que algún día enfile de nuevo la calle Karmelitska, en un atardecer de aquellos, que ya viví una vez, pero que como cosa tan bella, la vida debería dar la oportunidad de poder repetir.
      Mira que me gustó Praga. Y dije que volvería, pero así de otra manera, así como que no...

lunes, 28 de enero de 2013

LA COLMENA

Seguimos con el rincón literario de los lunes. Por el momento. Y hoy con una obra maestra, una novela avanzada a su época, que sufrió las mil y una censuras. Porque en aquellos duros años de la dura posguerra no era muy cómodo retratar la realidad de la miseria, la venganza y la hipocresía. La he leído y la he visto en cine, una de las mejores películas corales de la historia del cine español, varias veces en ambos ámbitos. Y siempre me sorprende el conglomerado de retratos de los numerosos personajes que en ella aparecen, donde se muestran lo mejor y lo peor de la condición humana.
    Martín Marco, el personaje omnipresente que no protagonista, representa la debilidad del vencido, del desahuciado que tiene que dormir de caridad en la cama recalentada de un prostíbulo, y que solo puede tener un rato de expansión en la tertulia literaria de aquel café antiguo, como tantos otros perdidos de Madrid, donde no había ni para un café, y si para unos bolsillos vacíos.
 La colmena es una novela de carácter testimonial que refleja con verosimilitud la realidad del momento. En ella Cela documenta la España de los primeros años 40 con sus secuelas de pobreza, miseria, desigualdades sociales, explotación, hipocresía y represión sexual. Estos aspectos tan bien reflejados en la obra eran los que la prensa y la literatura oficial de la época trataban de ocultar. Hay, además en Cela, un deliberado propósito de escandalizar al lector mediante la reiteración de situaciones en las que la violencia, el sexo en todas sus manifestaciones, la miseria, se entrelazan de forma inseparable. Es cierto que Cela se recrea en los aspectos más sórdidos de la realidad. Por ello, la obra hubo de ser publicada en Buenos Aires en 1951. 
  Todos somos abejas de una gigantesca colmena. Muy pocos reinas, demasiados zánganos y muchas obreras. En estos tiempos de crisis, tras las vacas gordas ficticias que vivimos, toca volver la vista atrás a esos tiempos de penurias, revanchas e hipocresías. Cosas que aún hoy tenemos presentes, lamentablemente, porque tal vez van unidas consustancialmente al  ser humano. Con sus grandezas y más numerosas bajezas. Yo, esta noche, me siento un poco Martín Marco, vagando por las pantallas de la noche, sin rumbo, aguardando el calor de una cama, que aunque mía, se me antoja prestada, y fría, y vacía. Y esperando que sea mañana, y la mañana:

      «La mañana sube, poco a poco, trepando como un gusano por los corazones de los hombres y de las mujeres de la ciudad; golpeando, casi con mimo, sobre los mirares recién despiertos, esos mirares que jamás descubren horizontes nuevos, paisajes nuevos, nuevas decoraciones.
La mañana, esa mañana eternamente repetida, juega un poco, sin embargo, a cambiar la faz de la ciudad, ese sepulcro, esa cucaña, esa colmena...»

viernes, 25 de enero de 2013

FLORES DE ENERO

 Me encanta la pintura costumbrista. Y de entre todas ellas, la valenciana. Porque la verdad es que casi todo lo de Valencia me gusta, porque vivo un romance plagado de admiración y mutua correspondencia con esta tierra cercana y bella.
    Me gustan los cuadros de escenas tradicionales, que son el mejor reportaje gráfico de aquellas labradoras recias. Sorolla y Pinazo entre otros retrataron las bodas, velatorios, desfiles y muchas más situaciones cotidianas,entre barracas, naranjos y sedas.
       "Floreal" de Pinazo, ilustra este post mío de hoy, que hace tiempo que no hablaba de mis debilidades valencianas, y hay buenos amigos y seguidores allí, de este humilde escaparate de palabras y sentimientos. Un cuadro que refleja la belleza y grandeza del traje regional, quizá el más bello y distintivo de esta península tan árida a veces. Recuerdo ver este mismo lienzo encarnado en enormes figuras de cartón piedra, coronando un enorme jarrón de cerámica valenciana también de cartón, en la recoleta y singular plaza de la Merced. Y me impactó, y me sigue encantando su visión, su colorido y ese tipismo que es el que me gusta y me llena, el que hicieron artistas de verdad, exaltando sus costumbres y sus cosas más características.
   Sedas valencianas que ya salen de las arcas a enseñorear las calles y plazas y hacer que en ellas rebote el deslumbrante resplandor del sol y la luz mediterránea. Hoy se corona, entre flores de enero, cientos y miles de flores, una nueva majestad fallera, que se suma al libro de oro de las Covadongas, Amparos, Llanos, Cármenes, Sandras, Marías-José etc... y empieza la cuenta atrás para los días dorados de marzo, donde el arte sale a la calle en forma de monumento de cartón, pólvora, música, sedas, orfebrería y flores...flores que están terminando de nacer para ver la luz de los albores del tercer mes, para tejer el más maravilloso tapiz de pétalos, aromas y devoción que ninguna tierra como esta sabe hacer, tras hacer el camino o romería urbana más bello, elegante y emotivo. Que poco queda ya, Marededeu, y ojalá pueda ponerme otra vez a tus plantas y darte gracias por tanto, por todo y por lo poco y lo mucho. Ojalá...

jueves, 24 de enero de 2013

PAZ, PACES


Los orígenes de la advocación de la Virgen de la Paz se remonta probablemente al siglo VII, asociado con San Ildefonso de Toledo  arzobispo de Toledo, , destacado por su devoción a la Virgen María. La tradición relata que durante una noche de diciembre Ildefonso entró en la Catedral de Santa María de Toledo, impresionado por una gran iluminación dentro del templo, a lo que reporta ver a la Virgen sentada en la silla del arzobispo, un acto que fue interpretado como aprobación a las enseñanzas de Ildefonso. San Ildefonso murió el 23 de enero, y el 24 de enero se ha dedicado a recordar el milagro.
También se cuenta que en el año 1085, durante la invasión musulmana a España, hubo una batalla en la que se disputaba la Catedral de Santa María de Toledo. Los atacantes se habían asentado en España, y planeaban convertir la catedral en una mezquita, en cuestión de un año los jefes musulmanes cambiaron de parecer y retornaron el templo a los cristianos. El incidente se produjo durante la víspera del 24 de enero, y los seguidorse de la Santa Virgen aseguran que tenía que ver con la Virgen de la Paz, quien milagrosamente había actuado para salvaguardar la fe cristiana.
     Blanca es la Paz, como las nieves que en estos días caen y nos hielan y ciegan los ojos. Virgen de la Paz, bendita tú eres entre todas las guerras, de las que nos sacas y nos libras. Blanca Señora, danos la paz y líbranos de las batallas y las luchas,hoy y siempre. A tí Señora cordobesa del convento capuchino, que llevas la paz aparejada a la esperanza y que cada miércoles santo desparramas plata y blancura por las calles también blancas de mi Córdoba, mi paz particular. Paz rondeña, en su barroca y recoleta ermita del barrio antiguo, poniendo paz entre bandoleros, con una mantilla goyesca de madroños también blancos. Paz villarteña entre cohetes y pólvora, de agridulces recuerdos, de fríos y escalofríos ya pasados. Virgen de la Paz, barroca con su banderín argénteo en la ermita de San Ildefonso del Almagro de teatros, berenjenas y frases que ya son parte de nuestra historia y nuestras conversaciones. Santa María de la Paz, titular de la seo cartagenera en Murcia, en neogótico retablo, en contrapunto con el barroco retablo en piedra de la más maravillosa fachada que catedral alguna pudiera tener. Iglesia sevillana de la Paz, frente al Salvador, custodiada por los hermanos de San Juan de Dios, al costado de los soportales donde la cerveza fría acompañada de las aceitunas especialmente gordas y aliñadas, son un trocito de gloria y de gula. Convento sevillano de la Paz, buscando San Marcos y los Servitas, donde el velatorio más bello acompaña a la Macarena sentada, Piedad de viernes santos de silencios y muñidores. Paz humilde de Canaleja, aldea de Alcaraz, en la soledad de la blanca ermita, entre olivos y encinas. Paces jerezanas, con Concordia y Mayor Aflicción, que bonitos títulos y que duros, como solo Jerez sabe nombrar los sentimientos y las penas. Paz, siempre María, paz, que todo el mundo cabe en tres letras, y hoy más que nunca, a ti te invoco y a ti te imploro, Virgen de la Paz.

miércoles, 23 de enero de 2013

ASAO DE POLLO

No es lo mismo asado de pollo que pollo asado. El "asao" es una de esas comida rituales de mi familia, de mi tierra, en la llanda metálica, y elaborado poco a poco en el horno doméstico, y en algunos pueblos en el horno del obrador del vecino o amigo. La conjunción del pollo, las patatas, la cebolla, el tomate o pimiento, con el aceite y el chorreoncillo de vino es uno de mis platos de culto, que me retrotrae a domingos, días de fiesta mayor y reuniones familiares. También en mi segunda tierra murciana, se comen unos asaos espectaculares, hechos con mimo y tiempo, con aromas de buenas hierbas y sabores.
     Por eso prefiero este menú que el pollo a l´ast, también asado del que su olor nos atrapa, pero que luego su textura me resulta sosa y seca, salvándola el caldo que naufraga en los bajos de esas máquinas giratorias, en las que las aves muertas se doran y tuestan, poco a poco, como deben hacerse las cosas.
       También soy muy patatero. Aunque no me gustan las patatas en los calcetines, ni que las cosas salgan como una patata, ni tener en mis manos una patata caliente, pero las patatas asadas, aparte de las fritas al montón, son mis preferidas. Me viene el olor de aquellas asadas en el horno moruno de la Ribera del Júcar, bajo los peñascos del enorme cañón de tierra, de una de las tierras más bellas y evocadoras de mi vida, en días de mataeros o de veraniegas degustaciones de cangrejerío.
       También el asado de cordero me encanta. Pero sé que el cordero tiene más detractores; dudé en dedicar mi post al asado de res. Pero he pensado que mejor le dedico otro más adelante, a la carne con ajos, o en caldereta con vinico, ya veremos...Lo que no quiero es asaros a nada, ni yo mismo asarme en el fuego que a veces nos consume, sin llama, pero con malentendidos e indiferencias.
   Pronto nos reuniremos alrededor de una mesa. Con un asado a la leña, completo. Con buena gente, con miradas cómplices, con el placer de la comida y la compañía. Y también de la lectura y el pensamiento, que a veces da vueltas como el pollo asado, o se desparrama en enorme bandejas de silencios y ausencias.
   

martes, 22 de enero de 2013

CADENAS

Empiezo este post mirando al cielo januárico, a ver si la nieve se decida a hacer acto de presencia, antes de tener que salir a mi diario periplo por tierras de más altas latitudes, donde el escarchón y las nevadas son más habituales y generosas. Y no, no llevo cadenas en el coche, por mucha recomendación de la DGT, porque en estos días de riesgos, guardo mi nave nodriza en el aparcadero de oscuros cementos. Porque en la experiencia que he tenido, una gran nevada, sólo, como casi siempre estoy, es algo muy duro, que al menos a  mí me bloquea, y estoy seguro que no acertaría a ponerlas, lo se a ciencia cierta. Por eso que no caiga nada o caiga lo que sea, pero que me pille en casa, ea.
Cadenas de amistad, de amor y de afectos. La vida es un continuado rosario de eslabones, en el cual unos aprietan más que otros, te atan más al poste de los cautiverios, que a veces son dulces y placenteros, y en otras ocasiones, son hieles y vinagres. Encadenado estoy a muchas cosas, pero siempre desde la aceptación y la libertad, como estáis vosotros, mis templetilleros y templetilleras, a los que me aferro y ato, cada momento, en el que espero estar enlazado a las palabras y los sentimientos que me aportáis y me hacen ser objeto de un dulce y añorado prendimiento.


Cadena de oro, cadena de plata. Siempre con mi cadena al cuello, de oro claro, que uno tiene su nivel, y el oro no hace alergias. Compañera de caricias y peticiones, pequeños eslabones dorados donde se columpian las medallas de mis devociones, mis creencias y mis referentes. Siempre con mi San Cristóbal encontrado en la calle de cara, mis vírgenes de Los Llanos, Cortes y la Cruz y mi escapulario del Gran Poder y la Esperanza señera del manto de color verde manzana. Pensaréis que soy un gitano, porque me gusta el dorao tanto jeje, como le decía Chus-Jacinta a Rossy-Rosa en la impagable flor de mi secreto..¡ay flores! ¡ay secretos! y la verdad es que me gusta y mucho, pero también la argéntea cuerda de círculos entrelazados, de la que pende la señora del cerro Cabezo. Estas cadenas si me gustan y siempre van conmigo, son ya una parte de mi ser y mi cuerpo, de mi indumentaria diaria y cotidiana.
     Cadenas, encadenarse. Dicen que nevará a partir de 900 metros. Dicen que hay que romper cadenas y prisiones, Y yo digo que algunas, benditas cadenas, felices cárceles. Y hoy san Vicente mártir, del que yo he tenido cerca sus cadenas-reliquia, sale por mi calle de las Avellanas, envuelto en plata, mientras la hiedra nos acapara un enero que ya suena con las flores y el cielo de marzo, cada vez más cerca, cada vez menos prisionero. Pues eso, que ustedes lo pasen bien hoy, y no olviden las cadenas en el vehículo  ni en el vínculo. Bon dia valencians!

lunes, 21 de enero de 2013

LA ESFINGE MARAGATA

Es de esas novelas que las vi primero en imágenes, en aquellas novelas en blanco y negro de Rtve, cuando solo había un canal, porque en Albacete no se veía el WHF aún. Recuerdo el soniquete de la música de cabecera, aires leoneses que quedaron en el disco duro de esta cabeza dura, tan a veces. Años después la leí, porque me picó la curiosidad.
   Es una novela costumbrista y social. Casi feminista diría yo, en la que Concha Espina, una escritora no lo suficientemente reconocida en este país tan dado a maltratar a sus artistas y literatos, describe el oscuro mundo de las mujeres de esta comarca leonesa, tan especial, tan distinta, una especie de "amish" castellanos, con un folklore y etnografía peculiar, como descendientes de aquellos "moros gatos" de donde proviene su denominación. Moros que conservaron en cristianos, el calzón bombacho de sus antepasados, caso único en España, salvo el caso mallorquín.
    En 1.914, la escritora hace un repaso de aquellos pueblos que visitó en vivo y de donde tuvo la inspiración para su libro. Tiempos de emigraciones, de miserias, en eso no hemos cambiado tanto en un siglo, y de mujeres sometidas a la iglesia y a matrimonios de conveniencia, aspecto en el que por suerte si se ha mejorado y bastante, en ocasiones haciendo un giro de 360º no siempre con buenos resultados y planteamientos.
    Concha Espina fue tres veces candidata al Premio Nobel, en una de ellas no lo logró por un solo voto. Y por su condición de mujer no pudo optar a una de las sillas de la Real Academia, a pesar de ganar el premio de la misma por esta novela mencionada.
               Realismo. Costumbrismo. Lucha, resignación. Una gran obra, desconocida como tantas otras. Me recuerda la noche a un capítulo de fríos invernales, parecido a los de esta tierra, donde hay días en los que ni el sol puede brillas porque lo para el gélido aire, que a veces nos vuelve locos, y marea, como a la protagonista, se le paran las manecillas del reloj que ella pone en marcha, para revivir pasados latidos, que dolían en su pecho, y que evocaban más felices momentos.
         Una nueva semana. El domingo se nos escapó con sanantones atrasados y sansebastianes perdidos. Puede que nos visite el algodón helado de la nieve que bloquea carreteras y aceras, y nos invita a la contemplación tras la ventana, como un escudo, como un refugio, como una defensa.
     Buen día, y no olvidar, leer un poquito por lo menos. Yo voy a abrir mi libro antes de que el sueño, si es que mis cuitas me dejan, me visite.

viernes, 18 de enero de 2013

NATI

No es una folklórica. No es una cantante lírica. Tampoco una actriz dramática. Ni una rapsoda o recitadora. O si, es las cuatro cosas en una.
   Nati Mistral es una artista. Artistaza, diría yo. Inclasificable, pero desde luego con una personalidad arrolladora, y un saber hacer, amén de su rara habilidad para cantar y recitar apretando los dientes, casi sin dejar salir el aire de la garganta y la palabra, y aún así, haciéndolo sublime y suyo.
   Porque ella canta "la Colasa" de la Gámez o el "Mañana sale" de la Piquer, y que queréis que os diga, que me quedo con sus versiones. Porque les da el punto de casticismo, picardía y sobre todo personalidad que es lo más importante en una artista. Y recitando ya es para morirse, con esa perfecta dicción, porque encima es de las pocas que ha estudiado, y sabe de música y más cosas.
  Inconmensurable "la Profecía" o esa "Lola se va a los puertos, y la isla se queda sola" del espectáculo Azabache, donde después de la gran difunta, ella fue lo mejor, en sus escasas pero magistrales intervenciones. También ha hecho cine, pero reconozco que no lo conozco, aunque me gsutaría ver su versión de "Currito de la Cruz" en blanco y negro o "María Fernanda la jerezana", a ver Ángel, amigo y compañero jerezano, si la consigues y la vemos jeje
     Una vez la vi en Valencia, en la Plaza de la Virgen, mi otro centro del mundo con la sevillana de San Lorenzo. Y la saludé y me impactó, porque a pesar que los años y los kilos hacen estragos, conserva el aura y el glamour de una artista en toda la extensión de la palabra y además es simpática, y creo que un poco socarrona y tocanarices. Y políticamente incorrecta que es algo que me da marcha.
   Y es que de las ladys Gagas, Rihannas y todas esas no me gusta ninguna. Y de las españolas me gustaba Conchita y ya ni se oye...enfin, que me quedo con estas "monstruas", supervivientes y clásicas, porque uno es viejo aún cuando era joven y un poco mitómano. Y me va el rollo chulapo, ea.
    Y ya no me escondo de mis gustos y rarezas; si a alguien no le gusta o lo critica le digo lo que la Colasa: "¿lo decís con intención? maldita sea...pero a mi plín, plín y plín" jejeje, feliz viernes, chulos y chulas, que es que me sale la vena de Chamberí, que por cierto llevo tiempo sin ir a Madrid, y ya apetece. Besitos...

jueves, 17 de enero de 2013

ERMITAS DE SAN ANTÓN

 Uno de los días más entrañables del año. El santo ermitaño de barba blanca y gorrino a los pies cierra el ciclo navideño que mes y poco antes abrió la Purísima. San Antón es uno de los santos más populares, en razón de su patronazgo sobre los animales, en cuyo honor se hacían las famosas vueltas a las iglesias y ermitas con caballerías y mascotas, y también por su protección para el llamado "fuego de San Antonio", enfermedad medieval motivada por el consumo de centeno contaminado de ergot, un hongo de muy mala leche.
   Anoche, en sus vísperas, las hogueras han lucido y calentado en multitud de lugares. Aliagas, ramas, troncos y sarmientos arden en honor del abad de hábito marrón y tau en el pecho.En muchos lugares, la fiesta se traslada al fin de semana más próximo. Otros años hablé de mis vivencias de este día, tan significativo en la ciudad transparente y demoledora en la que nací, y que tantas cosas ha dejado perder, y en el que espero volver a participar, aunque sea con rápida y escueta visita al asilo-ermita, otrora eras de las afueras de la ciudad, donde dicen, se iba en romería.
     Hay más ermitas de San Antón que parroquias. Por su carácter popular y votivo. Como la barroca y airosa chinchillana, cuya cúpula se asomaba desde la terraza en la que se asienta, cuando se hacía el viaje hacia otras tierras en aquellas carreteras de un único carril, y que hoy ilustra el post. Aquí he pasado muy buenos ratos de amistad, risas, comida y bebida, mientras las pavisas volaban entre las gentes y el perfume a "sagato" aromatizaba caras y vestiduras.
    Y la ermita de San Blas de Balazote, que ya conocí casi ruinosa, y que hoy es solo un bajo casi comercial, donde ya no hay ni santo, que solo acude a su antigua casa en su onomástica. O la almanseña, que se divisa a lo lejos rodeada de pinos y viñas. O la urbana minayense que hoy le dedica fiesta local, o la remozada tobarreña donde la fiesta hace puente para ir de rebajas a la capital o a Murcia.
   La de Villamalea que comparte con San Pedro y San Isidro, y que aún no conozco, y cuyo cartel me llama todas las semanas mientras lo dejo atrás. Día de pan bendito en Casas Ibáñez y de zahora en Casas de Ves, reminiscencias de otros tiempos, donde había más animales domésticos, y menos animaladas humanas en muchos casos.
    Me declaro devoto y "fan" sanantonero, ea, que me gusta a mí el gorrinico! pero de gorrinos y cerdos ya hablaremos en otra ocasión. Felicidades a todos! jejeje!!!
 


miércoles, 16 de enero de 2013

BUFANDAS

Siento en estos días las temperaturas de una sola cifra, con el símbolo de menos en las madrugadas. Es que estamos en enero, y ya tocaba, que noviembre y diciembre han sido especialmente suaves y atípicos, sobre todo las vísperas nochebuenas, que más parecían otras cuaresmales, en las que el sol y calorcillo invitaban más a oír tambores y marchas, que villancicos y zambombas.
   Pues eso. Del cajón superior de la cómoda van saliendo las distintas bufandas que se convierten en mi imprescindible aditamento, para proteger mi garganta y anginas de los vaivenes de estos cambios de temperaturas, donde pasamos del cálido airecillo de las calefacciones del coche o de los locales, a la bofetada áspera del aire solano, que a veces enloquece, a veces congela.
      Bufanda viene de bouffante, palabra francesa que significa "hinchado", como así se muestran los cuellos en los que se enrosca. De varias maneras, como en forma de soga de ahorcado, o cruzado atrás y alante, con aire bohemio, o atado atrás con un nudo, como cuando era niño, y casi ni dejaba ver los ojillos aquellos, que perdieron inocencias y tiempos.
     Bufanda también quiere decir gratificación económica en el trabajo. No lo sabía, la verdad, y me ha parecido curioso. Algo tendrá que ver con estar más caliente también el bolsillo ¿no? Misterios estos de las polisemias, que a veces confunden y llaman a engaño, porque las cosas sacadas de contexto ya se sabe.
     Hoy me pondré la de rayitas rojas y azules. Reposa en el fondo del cajón con otras más, como una que olvidada, me mantiene el recuerdo y el olor que nunca se van de mi mente y mis sentidos. Quedan días y semanas para abrigarse, para defender y resguardar mejillas, anginas y oídos, y tantas cosas más.
   Media la semana, un nuevo ecuador. Pronto llegará el viernes y los días de asueto. Y yo mientras sigo tachando hojas del calendario, mientras ajusto mi bufanda, antes de salir a las calles y los caminos.
   


martes, 15 de enero de 2013

SOPA DE AJO

Lunes de frío y heladas. Las primeras nieves han caído en las sierras alcaraceñas. Los manantiales de Riópar lucen blanco suelo, y esperan una nueva estampida, un nuevo milagro del rompimiento de las aguas.
     Mañana de camposanto. Frío en el cielo y en el alma. El viento distorsiona las sensaciones, y las hace más virulentas, más dramáticas. Mis huesos se calaron de aire y nostalgia, buscando el calor del hogar, la llama de una chimenea, y algo conque calentar el cuerpo, ya que no el ánimo.
      Como una sopa caliente. Y más si es de ajo, mi preferida. Una comida barata, sencilla y humilde. Como yo a veces lo intento, sin conseguirlo. Sopicas de ajo, con pan blanco, pimentón, huevo y el ajico que le da nombre y gusto. Y el trocico de jamón que le da sabor y cuerpo...un día tengo que hacer un post del jamoncico, o del magro, como se llama por aquí. Imprescindible manjar de días no de verano, y de mediodías de no tener nada preparado ¿verdad nancy? que por cierto, a ver cuando me haces una, que las echo de menos.
   Sopas de ajo de semanas santas zamoranas, en las madrugadas eternas y efímeras de viernes santo. Noches de estudio de años de abuelas sin coches ni años. Calentito caldo reparador de mañanas y madrugadas, añoradas en solsticios de verano y remembranzas en los tiempos. 
    Y es que soy muy de cuchara. Y más en estas fechas. Porque el frío no se va, y esto se agradece, y yo que soy agradecido para las comidas, me quedo muy agradecido y agradeciendo. Pequeño homenaje a este plato rápido y sencillo, que tantas veces me deleitó y me libró de gélidos pensamientos y sensaciones.
   Hoy lo mismo me hago una ¿gustáis?

Siete virtudes
tienen las sopas
quitan el hambre,
y dan sed poca
Hacen dormir
y digerir
Nunca enfadan
y siempre agradan
Y crían la cara
colorada!

lunes, 14 de enero de 2013

EL CONDE LUCANOR

Pensaba yo hace un rato, que siendo éste un blog literario, casi nunca hablo de literatura. Y mira que de siempre me ha gustado, leer, los famosos comentarios de texto, las recensiones de libros etc...y de los pocos sobresalientes de aquel BUP tan lejano, uno fue en esta materia.
  Pues eso, que debo leer más. Libros, me refiero. Que no sean de semana santa, arte o folklore, pero es que cada uno barre para lo suyo. Prometo, en el paquete de buenas intenciones para este año, ponerme a leer más, novelas, ensayos, y releer aquellos libros que formaron parte de mi última infancia y primera juventud.
     Uno de ellos fue el que titula mi post de hoy. En mi último año de colegio, El Conde Lucanor se convirtió en un compañero imprescindible, porque aparte de ser materia de examen, también sirvió para mi primera y única incursión en el mundo del teatro.
   Y es que hay profesores que nos dejan huella. Buena, me refiero, que malas también, pero esas se olvidan. Y mi maestra de prácticas, Charo, una apasionada del arte de Talía, nos embarcó en una dramatización de cuatro cuentos de esta importante obra medieval. Y así durante meses, fuimos ensayando la historia de Doña Truhana, que más tarde sería el famoso cuento de la lechera, o el de los burladores del paño, la historia de aquel rey presuntuoso que desnudo recorre las calles mientras los súbditos niegan la evidencia hasta que alguien dice la verdad y se demuestra la evidencia. O la del mozo que casó con mujer brava, la historia de la fierecilla domada. Pero sobre todo aquella del padre y el hijo que con un burrillo, se sube uno, el otro, los dos o ninguno, y en todos los casos reciben críticas.
    A ver si adivináis en cual salía yo jejeje Pero uno no es muy buen actor, y en eso se quedó mi experiencia en las tablas. Ya nunca más me metí en más piel que en la mía, con sus altos y bajones, y no viví otras historias ni personajes, salvo las propias y mi propio rol.
    Cuentos ejemplarizantes, con moraleja. Y muy vigentes aún, en la mayoría de casos. Sobre todo el hilo conductor del mismo, los consejos que el conde pide a su fiel criado Patronio. Porque es necesario a veces pedir consejo, y siempre, siempre, tener buenos consejeros.
     Vuelvo a la literatura. Vuelvo al medievo. Yo que no llegué a actor, ni a escritor, ni a profesor de literatura, que mira que me habría gustado...creo que no llegué a casi ningún lado, porque he querido llegar a todo, y ya se sabe: aprendiz de mucho, maestro de nada!

viernes, 11 de enero de 2013

ATARDECER EN CHIPIONA

Pocos atardeceres tan bellos he visto. Y además vivido. Y casi emocionado. El Atlántico torna el ambiente en un crisol de azules que desembocan en malvas y morados, rasgados con un blanco difuminado con la caída del sol y la luz. La torre gótica se yergue como un nuevo faro frente al otro, con una luz negra pero que resplandeces sobre sobre todas. Atardece en la playa de Regla...
      Suena el silencio. Tal vez alguna campana llamando a rezo. Tal vez la risa de algún niño correteando. Y el arrullo de la espuma, que se bebe el agua y de ella se embebe. La arena se torna en dorado oscuro como envidiando el oro que circunda la silueta de la Morena, que se eleva en su trono, allá al ladito mismo.
     Tres veces he ido. Tres veces la he visto. Tres veces, o tres millones de veces la añoro. La Virgen de Regla, que no de la Regla. Santuario mayor de la provincia gaditana, devoción exportada allende los mares, centro y meca de promesas y devociones. Alto y claro, de un color crema en maridaje perfecto con áureas líneas, en una perfecta sucesión de pináculos y ojivas. La Virgen de Regla asoma su cara negra, pues es negra pero hermosa, al océano del atlante, como su hermana canaria, la Candelaria, que también vive al costado de arena y aguas saladas.
     Puede que algún día vuelva, y entonces veré el anochecer y el alba. Y quien sabe, lo mismo paseo con las primeras luces hasta la cruz del mar, donde se conjuraron las aguas en el maremoto de hace siglos. Podré ver un nuevo crepúsculo aquí, al salir de tu umbral, y asomarme a tu humilladero, Regla bendita.
         Recuerdos, vivencias, emociones. Porque aunque se cierren las puertas, antes o después se abren, y aquí me ha pasado, y a ti también ¿te acuerdas?
       
     Hace una semana la vi. Hace una semana la sentí. Hace una semana la viví. Hace una semana le recé. Hace una semana...

jueves, 10 de enero de 2013

HOY NO QUIERO O...

  Me pasa muchos días. Soy adicto a la cama y al sueño, cuando nada ni nadie me lo hurta, cuando forman simbiosis conmigo y mis circunstancias, en esos momentos en los que espero tranquilidad y placidez. Y lo mismo es que no me quiero levantar, puede ser, porque a veces las sábanas me parapetan del mundo que me espera, de la diaria pelea, de la fatigosa travesía de horas, gentes y kilómetros.
    Malo es no poder y si querer. Y también querer y no poder. Y no poder y no querer. Y no levantar, porque siempre este verbo tiene connotaciones positivas, frente al agachar o bajar, aunque a veces no sé yo ...
     Llevamos días de frío. Es como si el mundo hubiese cambiado el guión desde la semana pasada, en la que por las mañanas había sol y por las noches calor. Encima, una niebla escarchada añade la sensación de desprotección y aumenta las ganas de regresar al hogar de mi lar.
    Hoy no me podía levantar. O más bien me resistía, porque el mal dormir es lo que tiene, que trastoca horarios y sensaciones. Y yo quiero seguir soñando y poderme levantar cuando quiera, porque no haya ningún fin de semana ni nada que me siente fatal, al contrario y no quererme levantar por estar tan a gustico entre mi almohada y mi manta (un día haré un post de las mantas, esas de sofá...)
     A ver si duermo. Y nada ni nadie me roba la quietud  del descanso. Aún quedan días para alcanzar el remanso que espero, sea el fin de semana. Aunque tenía ganas de comenzar mi marcha habitual, pero ahora lo dudo, porque nos acostumbramos pronto a lo bueno y así pasa, que viene el bajón.
      Me sigue doliendo la pierna. La izquierda, a ratos. Ya es la edad, que me ha llegado sin darme casi cuenta. Un miedo más que añadir a mi cuenta de temores, tan presentes, tan humanos. Porque soy demasiado humano, y así se duerme peor y se pasa más peor. Ojalá viviera en un mundo particular de Oz, y fuese de hojalata, para que la piel no doliera, y no hubiera hieles sino mieles.
       Estaros calenticos y a gusto en vuestras camitas, y soñar, y volar...y levantaros cuando os apetezca, con fuerza e ilusiones renovadas. Y sino, quedaros un ratico más, robárselo al tiempo y al mundo.

miércoles, 9 de enero de 2013

LA PRADERA

Simplemente. O la Praderita. Una cantante especial. Sin una gran voz, pero con un gran estilo. Lo que se llama gusto al cantar; una dama de la música que ha tocado las melodías de ida y vuelta, de Perú y Méjico, y las tonadas regionales como el parao mallorquín o el ramilletillo segoviano.
   María Dolores, que tiene nombre de bolero, se dúa con Los Sabandeños o con Cano granaíno y nos eleva el alma con el pasodoble de pasodobles, Islas Canarias, y las gaditanas de la Habana, habaneras de Cádiz, haciendo historia y victoria en la música de raíz popular, pero con estilo, con distinción, como es ella.
  Ella, que fue una actriz de poco renombre, pero que con su peculiar estilo ha sido uno de los iconos de la canción durante décadas, y aún hoy, llegando a los noventa. Traje negro, o poncho, moño o trenza, austero estilismo, puesta en escena única. Con dos guitarras, te pido el tiempo que te quede libre y que me devuelvas el rosario de mi madre, que no hay más que una, y un rosario es más que una joya, más que una rosa.
    Con tu fina estampa iremos amarraditos los dos, oliendo a la flor de la canela. Mientras Cholito toca y retoca, ya se va apagando con las luces navideñas, que aún perduran hasta San Antón.
  ¡ay caballo viejo! que a Dios le pido, que solo sea jugar por jugar, el día que se nos hizo tarde, amor de mis amores. En un escenario en negro, solo destaca su figura, y esa voz de caramelo, que acaricia las melodías, y es que María Dolores, es más suave que Lola, y una voz es siempre mejor que mil silencios.
   La escucho de fondo mientras escribo. Mientras pienso. Mientras vuelvo a la rutina, al oficio, a mis miedos y mis estancias. Ojalá alguna nana acune mi sueño y mi desvelo.
     Y en vez de decirte un piropo, María Dolores, te canto un bolero!

martes, 8 de enero de 2013

REBAJAS

No me gusta ir de compras. A ver, me gusta comprar lo que necesito, o algún capricho, pero no soporto estar una tarde o una mañana entera empleado en eso. Es más, me pongo nervioso, me agobio. Por eso no entiendo esas hordas de gentes que esperan para invadir los locales y lanzarse al abordaje de la pieza abaratada, nunca lo he entendido.
    Viene bien ahorrar. Sobre todo ahora. Tal vez los que tenemos la escuela manchega de ser hormiga lo valoramos más, que las personas compulsivas y un poco cigarras. Uno de estos días saldré a comprarme algún jersey o camisa, si es que me cuadra algo, pero sin matarme.
     No sé si rebaja es sinónimo de recorte. Mira que no era tan fea la palabra recorte: de periódico, de pelo, de otras cosas, pero ahora es igual que nombrar la guadaña que corta de cuajo ayudas, salarios y en muchos casos, ilusiones. Rebajar el vino con gaseosa, rebajar el peso, rebajar el estrés...tantas cosas que hay que bajar para que no sea caro el coste. Pero nunca rebajar el precio del querer, del afecto, y del tiempo dedicado a quien y lo que lo merece. Porque hay cosas que no tienen etiqueta ni precio, y  nunca pierden su valor, porque no se puede medir, pesar ni tocar, pero si sentir.
      Comienza el período de rebajas. De enero. En verano vendrán otras. Ojalá encontréis el objeto deseado, pero no olvidar que los objetos son solo eso y nada más. Ya es martes, en esta semana mutilada con esta fiesta prolongada. Las navidades ya son sólo recuerdo, historia. Para mi, un bello recuerdo y una más bella historia. Tal vez hayan empezado a gustarme...lo mismo si.

        Un treinta, un cincuenta, un ochenta menos. Templetillo sigue con su tarifa y espera no rebajar palabras, pensamientos y emociones. Tal vez distribuirlas mejor, pero es que hay días de todos y mañana será otro.

lunes, 7 de enero de 2013

PRINGÁ

Antes de empezar la consabida dieta posnavideña, aún con el regusto de los manjares degustados en estos días pasados, y observando mis escasos y casi inexistentes reyes, hoy me pringo con pringá.
  La pringá, ese conjunto de carnes cocidas en el puchero, y que en plato de cuchara o en forma del más exquisito paté, es una de mis debilidades de las que la gula me hace rehén y esclavo. Nada como un montadito de pringá con una cerveza fría, o un minimollete como los que hacen en mi ciudad sultana, o ese plato con la carnes, el chorizo, y la morcilla desparramada, primo hermano del tercer plato del cocido recio de esta tierra manchega.
   Dicen que viene de la olla podrida, que para nada tiene que ver con ese nombre, pues es una contracción o simplificación de "poderida", es decir , suculenta, poderosa. Plato que hunde su origen en la adafina sefardí, plato cocinado en las vísperas del sàbat, sin cerdo, claro.
       Pringá sevillana, donde la descubrí. Y lo rica que la hacen por el Puerto y Sanlúcar. Sin olvidarme de la cordobesa manera. Contundente amasijo de sabores, calorías y cocciones. Ideal para el hambre. Como la pringue que se comía en tiempos pasados de otras crisis, con pan, a falta de fiambres y carnes. Pan con pringue...que tanto he oído hablar a mis mayores, de aquellas orzas guardadas en alacenas encaladas flotando entre heladas e inviernos.
     Me gusta la pringá. Lo que no me gusta es ser un pringao. Que mira que suena mal la palabrita. Con lo bien que suena la otra. Y es que no es bueno pringarse en algunas ocasiones, porque la grasa mancha y resbala, a veces para no sacar nada en claro. Y a veces lo soy, bueno, todos lo somos un poco, creo en ocasiones.
      Mañana vuelta a la casi normalidad. Acaban las fiestas, salvo en Valverde del Júcar, primeros moros y cristianos del año, en honor al santo Niño tocado con turbante sarraceno jeje...
   Comienzan en nada los "santos viejos" como les llaman en Ciudad Real, y un enero nuevo, al que cuesta adaptarse y verlo como crece y avanza.
      Buen comienzo de semana. Con el recuerdo de pringás pasadas, oyendo campanas en barrocas torres, o viendo los barcos venir, o al ladito de plazuelas blancas con faroles.

       Y ya sabéis: a partir de hoy estoy a plan y abierto a los buenos planes. Ojalá así sea.

domingo, 6 de enero de 2013

EPIFANÍA

Ya se acaban. Aunque hasta San Antón se prorroguen, pero al menos ya nos libramos de lucecitas, villancicos anglosajonizados y los papaítos noeles infumables. Los reyes magos ponen el cierre a esta quincena ¿mágica? de bacanales gastronómicas, de exaltaciones de la continuada libación y ese consumismo feroz, que decrece por la  maldita y castrante crisis, aunque se aún mantiene.
     Me gustan los reyes. Aunque sean la primera bofetada que te da la vida, el primer chasco, la primera decepción. El conocimiento de esta piadosa mentira es un jarro de agua fría, una toma de conocimiento de que no existen los milagros ni esos superhombres que en una noche recorren y reparten casa por casa los regalos y juguetes soñados.
   No fui un niño caprichoso de los juguetes. Lo que más me gustaba era el Exin castillos con el cual aparte de almenas y torres, me hacía mis proyectos de ermitas jeje Y en mi niñez no había tampoco cabalgata de reyes; esta ciudad mía la dejó perder a principios de los setenta y la recuperó cuando para mi ya no había edad para ninguna inocencia. Y el roscón, ahora se ha popularizado, pero tampoco era algo muy común, casi cuarenta años atrás. Por cierto Polo, el chocolate buenismo jamía, tenía un hambre verbal, gracias jeje
       En el catecismo ponía que hoy era el día de la Epifanía. Nunca entendí muy bien que significaba esta palabra, y a día de hoy tampoco lo tengo muy claro. Para mí es el día de los Reyes, o de la Adoración de los mismos, santo de tantas Doris como hay por estas tierras, que mira que tuvo éxito este nombre, aunque ya se pierda por culpa de las Paulas, Lorenas y Nereas ¡agg!
       Pues eso. Espero que hayáis sido buenos, y lo sigáis siendo. Y que os traigan muchas cosas. Y las que no, pues que os las podáis auto-traer, que es lo mejor. Y salud, mucha salud, y un poquito de amor, joé, que también ayuda. Y los que puedan disfruten del auto de los reyes magos entre huertas y limoneros y en Vianos, mis raíces, o de los niñicos visitadores de casas, previa limosna en mis queridas tierras murcianas, allá por Abarán.

    Hoy leí "guiso de abichuelas". Me puse malo, cambiando de tema. Por eso le pido a estos tres monarcas prestidigitadores, que por lo visto venían de Huelva o por ahí, y al parecer no vieron mula ni buey, un poco de ortografía, de armonía y de alegría.

  "ya vienen los reyes magos, ya vienen los reyes magos, caminito de Belén, olé olé y ¿Holanda? y olé"

miércoles, 2 de enero de 2013

ZARAGOZA

Comienza templetillo este nuevo año, en una de mis ciudades preferidas: Zaragoza, capital de Aragón, la antigua Cesaraugusta romana y santuario mayor del país. Porque hoy se conmemora la venida en carne mortal de la Virgen a orillas del Ebro, a confortar a Santiago y sus seguidores, dando lugar a la más importante epifanía mariana de la historia.
   Hoy, el sagrado Pilar no estará vestido por ninguno de los cientos de mantos ofrendados desde todos los lugares del mundo. La columna de jaspe, recubierta de plata seguirá horadándose por los miles de besos, porque no hay nada que deje más huella que un beso, cuando se hace con el alma, con el sentimiento. Un beso es una ofrenda, una entrega, una perla perdida...Y los besos del Pilar son tamién oraciones, promesas y esperanzas.
     Zaragoza me encanta. Sus populosas calles, sus recoletas plazas. Rincones como la plaza de Santa Marta, donde la cerveza fría hace maridaje con las más exquisitas tapas, sobre todo esas anchoas caseras que en ningun otro sitio probé. Ruta de la tapa en el Tubo, impresionante. Noches de bohemis en El PLata, risas y amigos. O la Catedral del Salvador, seo zaragozana de impresionante belleza y arte, eclipsada por la grandeza del templo metropolitano de las cuatros torres y las once cúpulas, simbolo iconográfico por excelencia de la ciudad. Plaza de Santa Isabel, barroco en piedra y oro. Puerta dfel Carmen, donde Agustina gestó la hazaña y la leyenda. Y el Portillo, y el parque de las Delicias, donde sonaron un día seguidillas manchegas y fandangos a la Virgen de los Llanos.
   Calles de Alfonso y Sancho. Arteria y vena del latir que en el Pilar tiene su sístole y diástole. Calle Mayor, buscando la Magdalena, con parada en el Fuelle, para comer el ternasco y las migas, regados con el Cariñena, recio y fuerte, como el cierzo, como el frío de estas tierras.
       Y la jota que suena y resuena. Nobleza baturra. Y por esa nobleza era obligado hacer hoy este post. Por merecido y sentido. Porque hay que volver a Zaragoza. Con alegría, con ilusión, a poner una vela en el quemadero de cera que ya no existe, pero que seguro recogerá el milagro del retorno, esta vez alegre y compartido.

     Atardece sobre el Ebro, y este empieza a guardar silencio; aquí la Virgen duerme, y con Ella yo sueño.
   Segundo del mes de Jano, el de las dos caras, el principio y el final. Suman trece sobre el dos mil, y ya no queda lugar para la ciencia ficción sino para vivir miles y bonitas realidades.