martes, 31 de diciembre de 2013

ARRIVEDERCI 2013

2013 suma 6 o 33 o 204, depende de como se combine; pero para templetillo no ha sido un año de diez, siquiera un seis...año impar sin pareja, meses de agobios e hipocondrías, dias de decepciones y silencios, de ausencias y objetivos fracasados.Pero también de haberte conocido, de haberte sentido, de haberte tenido, amigo-a templetillonauta, que me has leído y sido cómplice de mis pensamientos y reflexiones,... quien sabe si el 2014 podré ir enladrillando las paredes de este blog, con adobes hechos de ilusiones y metas, o tal vez tenga que demoler rincones y sótanos de incomprensiones y tiempos olvidados.
    Nos parecía lejano el 2.000 y ya nos hemos comido trece años; así como el que no quiere la cosa. El tiempo corre, vuela, sobre todo a partir de los treinta, de modo que la percepción cambia y se transforma en comparación con décadas anteriores. Empiezan a sumarse dígitos a este numeración de cuatro, que tan rara se nos hacía al empezar por dos.
Y ya nos hemos acostumbrado al euro, que tanto miedo nos daba, y tenemos la sensación de haber vivido siempre con él, y diluir la peseta en nuestra memoria. Esta noche volverá el reloj de la Puerta del Sol a sonar de nuevo; nos comeremos las uvas con prisa y sin pausa, mientras en nuestra cabecita haremos repaso de los doce meses que se van y la idea de nuevos proyectos y propósitos de este año nuevo, que con un número más y un tiempo menos empieza a caminar y a apoderarse de nosotros.
     Y llegando a este catorce se me ha ido yendo la inspiración, los temas y hasta las ganas. Cosas del directo, de ser tan directo, tan demasiado a veces, de ser como soy, que a veces ojalá...pero es que yo no nací en el Mediterráneo, y es que el día que nací yo...¿que planeta reinaría?
    Alzar la copa y brindar. El ritual se repita para no se sabe muy bien que. Mi copa hoy será solitaria y llena de burbujas supervivientes, sin anillo de oro en el fondo y sin ni siquiera ganas. Y a cambiar el calendario, y abrir el nuevo almanaque. Tal vez pueda seguir pensando, discurriendo, y quien sabe si escribiendo.

viernes, 20 de diciembre de 2013

YA LLEGÓ LA NAVIDAD...

"vuelve a casa vuelve, por navidad"

"el lobo, que buen turrón ,el lobo, que buen turrón"

"al mundo entero quiero dar un mensaje de paz
y junto al árbol revivir la alegre navidad,
la chispa de la vida"

Seguro que este año tampoco seré millonario, ya ni siquiera diezmileurista.
Seguro que me seguiré agobiando con tanto mantecado, mazapán y langostino.
 Es probable que menos tarjetas escriba y me escriban.
 Fijo que el 31 volveré a hacer propósito de enmienda y de buenos idems.
Pero lo más cierto de todo es que seguiré parándome a ver los belenes, a recordar a los que se fueron y a sentir una tristeza inexplicable y ya crónica en estos días de luces artificiales y sombras naturales.

"las muñecas de Famosa se dirigen al portal"

"queremos turrón turrón turrón que sea Antiu Xixona"

y es que: "YA LLEGÓ LA NAVIDAD", ainss!!

jueves, 19 de diciembre de 2013

EL ÁRBOL

Lo siento, yo soy del belén. Pero radical. Aunque fui también del árbol en mis primeros años de tierno infante. Cuando nací, en mi casa había un belén de figuras de barro, que parece ser decapité y mutilé en su gran mayoría, por mi temprana afición a las procesiones. Y sobre los ocho años, me regalaron un árbol de aquellos de plástico verde que se plegaba y guardaba durante todo el año,en una caja de cartón, como si fuera un riel de cortina o algo así. Durante unos años me fascinó este totem anglosajón, cuajado de colorines, bolas, luces, papas noeles que nunca llegaron a convencerme, campanitas de plástico (todo plástico agggg)  y aquellas figuritas de chocolate que tan poco tiempo duraban colgadas en aquel árbol, que cada año perdía hojas de aquellas hojarascas sintéticas, en forma de espumillón verde.
    Y es que me ha pasado como con las tostadas, que de niño rechazaba las de pan con aceite y estaba abducido por las del dichoso Tulipán (cuato daño ha hacho la publicidad a veces), que ahora creo que sería incapaz de comerme. Me declaro enemigo de esta costumbre navideña importada, como de los jalogüines, papasnoeles y chorradas varias. Donde esté un belén que se quite todo árbol por muy hermoso que sea, que no le veo yo la gracia ni el arte, ni la creatividad. Anda que vaya manera de celebrar la navidad sin un niñico Jesús siquiera. Claro para eso son protestantes y casi paganos...yo me declaro talibán de los nacimientos y belenes completos, si son napolitanos de figuras de vestir mejor que mejor, sino con uno de barro de esos murcianos preciosos me conformo.
    Enfin...pero tendré que superar esta invasión de abetos y pinos que decoran y pululan por calles, plazas y locales de todo tipo. Mientras, seguiré absorto la contemplación de los belenes, que tan magistralmente y con tanto cariño elaboran algunos amigos y además templetilleros. Porque tal vez sea la única cosa que me guste de estas fiestas que ya están aquí, y que casi no se ni como han venido. Tal vez porque el tiempo no corre sino vuela. Y ya es jueves, en nada sábado de cenas y fiestas y esa lotería que nunca me tocará.
     Y si ponéis un árbol natural no olvidéis replantarlo o me enfadaré. Pero mejor un misterio de la natividad, tan bonico, y siempre con mula y buey, que aquello lo dijo Benedicto, y ahora está este Francisco de la sonrisa amable y los buenos, necesarios gestos. Buenas noches.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

DEL PUENTE AL ARCO

Queda una semana de espera. En siete días será día veinticinco y volverá a nacer un niño, que tres meses después será ajusticiado. Hoy es dieciocho de diciembre, Nuestra Señora de la Esperanza, Virgen de la O, y tal vez por eso hoy más que nunca la necesitemos. Porque además hemos cerrado un año de la fe, que a veces tanto nos falla y cuestionamos, para abrir un nuevo año dedicado a la esperanza, aquella que se quedó solitaria en la caja de Pandora, cuando este se abrió y con ella todos los truenos, los blancos y los negros de la vida.
     Esperanza siempre. En el barrio de Triana llora la Virgen morena y gitana, en la calle que llaman de su Pureza. Y aunque soy macareno con carnet, también me llega la virgen del arrabal marinera. Allí aguarda la madrugada mágica en la que cruzar el puente, ese puente que la-me lleva a Sevilla, calle de reyes católicos abajo, tras pasar altozano, para alcanzar el Duque y Gavidia, hacia la Alameda y Correduría adelante llegar a la calle de la Feria y la Resolana, para ver el arco triunfal de Sevilla, en blanco y albero, que sirve de pórtico a la basílica de la Esperanza Macarena, donde a servidor y alguno de sus seguidores, nos da un vuelco el corazón y el alma, y la vista nos hace ver solo una cara que ríe y llora al mismo tiempo, rodeada de luz, de verde...
    Color esperanza, cantaba una canción de hace unos años. Yo me duermo hoy con la esperanza de ver de nuevo las dos Esperanzas de Sevilla, y las vuestras y las mías, y que a veces se hagan verdad, realidad. Porque también de esperar se cansa uno a veces, y necesitamos ánimo, alegría y un poco de optimismo. Por ello, quiero reír mientras paseo por las calles hispalenses de puente a arco, de torre a campanario, de marinera a hortelana, de Triana a la Macarena, de la gloria al cielo. Y siempre con parada en el Gran Poder, que es el centro de Ellas, y del mundo, sin lugar a dudas.
            Que Él y Ellas os llenen de esperanzas, este año y siempre. Y de salud, y de amor, y de...

martes, 17 de diciembre de 2013

SIN TÍTULO

Noche de lunes; superada ya la ansiedad de la noche de domingo, ha transcurrido y se ha consumido el primer día de una nueva semana. Aún quedan horas, minutos y días para que la semana remonte, para que se atisbe el fin de semana, y una nueva entrega de descanso y ocio. Fría noche, tras una cálida mañana, con añoranzas de aguas y nieves que en pasados diciembres llenaron nuestro paisaje de desapacibles sensaciones. Sabor dulce de recuerdos y esperanzas; agridulce regusto de momentos tristes y decepcionantes. Navidad amenazante enseñando los dientes en las siempre grotescas guirnaldas luminosas que ya llevan unos días apoderándose de la vía pública. De fondo, la televisión me incita al constante zapeo de canales y más canales en los cuales no consigo asentar mi atención. El cristal de mi ventana se empaña con el vaho de bajo cero, que esta nocturna helada, acerca más a un noviembre ya agotado, por atípico y por transcurrido.
Seguiré en mi cama cálida de palabras, de comentarios e ideas, aunque haya días que las musas se pongan de morros conmigo, cuando no de huelga a la japonesa. Buenas noches, abrigarse; felices sueños.

jueves, 12 de diciembre de 2013

DE FRITORIO

 Quedan pocos mataeros. Pero aún quedan. La pena es que aquellas fiestas familiares, de vecinos, que eran las matanzas del cerdo van poco a poco desapareciendo, y con ellas los ritos, los olores, los sabores y la tradición.
  Pero hace unos pocos días, unas buenas gentes de mis pueblos, de esos que acogen mis horas y deshoras, estaban de fritorio, del culmen de la anual elaboración artesanal de la matanza. Mira que suena mal esa palabra y aqui con el apellido "del cerdo" nos hace que nos relamemos pensando en tan ricas exquisiteces.
 Pues bien, esos amigos tuvieron el detalle de mandarme el "presente" esa pequeña degustación de los distintos manjares porcinos, una vez fritos en aceite de oliva virgen y en grandes sartenes de patas, ancladas en un lecho de leña y ascuas, y antes de ser "enterrados" en las orzas de barro, donde desde hace generaciones se conservan y guardan como uno de los grandes tesoros de las despensas y cámaras.
   Chorizos, morcillas, costillas, lomos, guarrillas...impresionantes delicias de esta tierra, asentados tras jornadas de escarchas y estos hielos que se resisten a abandonarnos, que nos hacen pensar en una hogaza de pan de pueblo con el que acompañarlos. El día del fritorio, todas estas cosas saben como ningún otro día, el sabor hoy explota, las texturas se acompasan, es el día de la gula, del placer de la degustación.
   Recuerdo una vez un día de fritorio en La Herrera; fritorio de cinco gorrinos, en cocina de leña, más de veinte orzas, inolvidable, inenarrable y casi indigestible. Así es mi tierra, así es su gastronomía, y aunque haga frio, no la cambio, es la mía.
    Mañana no escribo. Me faltan horas y me sobra sueño. El descanso se me resiste, como tantas otras cosas. Mientras llega, como tantas otras cosas, una copa de vino, un lomo de orza y un chorizo entre el pan, y que sea lo que Dios quiera, que esto son cuatro días, y no estoy ya para tonterías ni lástimas.
     


miércoles, 11 de diciembre de 2013

ENTRE LA SANTA Y GUADALUPE

Hoy es día once de diciembre. Miércoles que ya avanza hacia la quincena navideña de todos los años, plena de banquetes, bombillitas y consumo. Y las noches se vuelven blancas de hielos y escarchas, amaneciendo con una falsa sensación de nieve, en este invierno que  empieza a tener sed y a clamar por aguas y nieves. Mañanas de "cencellada", esa palabra como se define en Castilla y León, el helado paisaje matutino resultante de las caídas en picado de los mercurios.
     Ayer fue la Santa de Totana. Eulalia de Mérida adoptada en tierras murcianas, en su santuario de la sierra Espuña, entre pinos y aires frescos. Mártir adolesente de cándida belleza, que reina en los días navideños en la villa totanera. Una vez fui a su iglesia y me la encontré cerrada, y es mi deseo volver algún día, ser peregrino y turista a la vez, y gozar de las paredes pintadas a lo naif, como la ermita de Liétor, del barroco dorado de su retablo, de sus atardeceres, y quien sabe si de algún prodigio del alma y los sentimientos. Con la santa de vigía, a la que tanta fe le tienen algunas amigas lorquinas, que allí llevan sus plegarias y fervores.

Mañana será la Virgen Guadalupana. La patrona de México y América. La inmaculada india, impresa en la tilma da aquel indio, que hizo florecer rosas en invierno, en un áspero cerro. Allí quiero ir, es una de las ilusiones de mi vida. Porque Guadalupe mejicana es casi una obsesión, es una devoción, una intuición,porque Ella me busca y sale a mi encuentro. Es morena y sencilla, es el santuario mariano más importante del mundo, y esta noche habrá danzas ancestrales en su honor, y miles de peregrinos que llegarán a esa basílica demasiado moderna para mi gusto. Quiera Dios y Ella que la vida me permita cruzar el charco y poder ir una vez al menos, es una de mis metas y mayores ilusiones. A ver si mi amiga Bea le pone este bonito y sonoro nombre a su nueva hija, Porque Guadalupe es más que un nombre, es decir María en México, es rezar, es creer, es emocionarse, como lo estoy haciendo yo mientras escribo estas líneas, pensando en amigos de aquellas tierras, en ti que lees estas lineas y en mi mismo, mis circunstancias y mis dudas. Pero si estoy seguro de querer verte; mientras te rezo y te llevo conmigo.

   Y como os dije al principio, hoy es día once. Once del doce del trece. Pues eso,

lunes, 9 de diciembre de 2013

UNA VELA, UN TROZO DE TARTA

Solo queda una vela, encendida en medio de la tarta...dice una canción de Amaral. Yo solo he tenido una vela, porque las otras cuarenta y cinco no cabían y eso si, he tenido uno de los mejores pre-cumpleaños posibles.
  Os he guardado un trozo de mi tarta de chocolate, nata y bizcocho, con cariño, afecto y compañía. Pastel anti-soledad, anti-tristeza en este lunes que comienzo con un año más, y otro menos, como es la imparable vorágine del paso del tiempo, aquello que nunca acaba, pero que galopa, corre, vuela.
 Nací un sábado con nieve en las llanuras de Albacete y alrededores. La Purísima Concepción casi me acoge en su día, pero por poco tiempo,  y así, estoy bajo el patronazgo de la mártir toledana Leocadia, en esta víspera de la italiana Virgen de Loreto, cuando ya resuenan los villancicos de las misas de gozo, los primeros belenes puestos, los preparativos de dulces y turrones y ese espíritu navideño, cada vez más prostituido, más perdido, más irreal...
   Enfría el nueve la madrugada decembrina. Comienza otra semana de doce días, sin pausa ni festivo, después de este oasis de tres días, de tres velas, de tres deseos. Tal vez queráis algo de salado, mejor que de dulce, a elegir, como gustéis. Templetillo es un poco más viejo, pero igual de ingenuo, porque hay cosas que ni el tiempo puede cambiar. Y hoy os vuelvo a tener alrededor de mi mesa y mis palabras. Gracias.
    Y suena el anuncio dichoso: "aquí está la navidad.." uff, pues me quedo con Monserrat la verdad, que para eso es una diva y no como otras. Buenas horas, buenos pensamientos, buenos objetivos, y que siga la fiesta.
 

jueves, 5 de diciembre de 2013

MILHOJAS

Soy más de salao, lo reconozco. Pero este pastel de crema y nata es de mis preferidos. Tan blanquito, y con ese azúcar glas que te mancha manos, hocico y ropa, si te descuidas.
   La milhoja es típico de mis viernes santos sevillanos, de mis domingos tarde comprando en "El ramillete", de esos momentos de antojo de dulce, cada vez más escasos.
    Me gusta el nombre: mil-hojas. Casi llegamos a las mil hojas de esta bitácora templetillera que brinca ya los ochocientos...¿llegaremos a los mil? Las hojas no son solo de papel, o de árboles, son de dulce, de hojaldre bañado en azucarado merengue, que empacha y llena de blanco tantos momentos grises.
      También hay "milojas" saladas, y están ricas, son plato de restaurante cuqui y moderno. Pero me quedo con estas, en esta madrugada de diciembre, que sigue en sus trece de invierno otoñal, hibernando, helando, encojiendo. Por eso hay que repartirse el pastel, y os mando a modo de adelanto de mi tarta del lunes, un trocico de milhoja que se deshaga, que sabrosee nuestro paladar y porque no, nuestros sueños de hoy.
     Aunque a veces soy agrio, hoy me tiro al dulce, a falta de otra cosa..¡ay! lo que me hace decir esta hora de transición de la noche a la mañana, que será de niebla densa, a modo londinense, esperando la tarde de paseo, corto, soleado y gélido.
   ¿quien me compra una milhoja? dame una servilleta que no me manche, y que ya el pastel por fin, traspase el cristal para que el niño se lo coma de una vez por todas.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

NO SE PUEDE COMPRAR

No se puede comprar el ayer,
ni siquiera borrarlo,
no hay tipex ni goma,
no hay dinero ni bolsa.

No se puede comprar el adiós,
ni el hola, ni el te quiero,
ni el te echo de menos,
no hay tesoro ni joya.

No se puede comprar el vivir,
el sentir, el sufrir,
el ser tú, y no yo, ni aquel,
no hay cheque ni alhaja.

No se puede comprar sin precio,
ni la salud, ni el amor,
ni siquiera el dinero y el placer,
no hay oro ni valor.

              No se pueden tantas cosas...pero es que el dinero a veces no sirve.
              Otras cosas tampoco.
              Hoy es Santa Bárbara y a su torre me aferro. Entre truenos y relámpagos, fuegos de artificio
              y mineros enterrados. Sube el miércoles y baja el termómetro. Y es que a veces no hay oro en
              el mundo, y otras no hay mundo ni nada que comprar.
               Y recordar que: "quien no te conozca que te compre", me gusta ese refrán, es tan aplicable...

martes, 3 de diciembre de 2013

ILUMINACIÓN NAVIDEÑA

Ya están puestas. Bueno, llevan días colgadas en las calles y plazas principales, siendo el adviento eléctrico de los días que se avecinan, que tan poco me gustan y no sabría decir porqué.
  Aún están apagadas. Supongo que el día seis las encenderán. Con protestas y críticas, con los comerciantes cabreados, con la gente echándose a las calles, con los niños ilusionados y esas cosas.
   No entiendo la manía de la iconografía navideña por las luces eléctricas y la nieve. Parece que la navidad se inventó en las américas del norte o las centroeuropas. Mucha gente hasta se va a aposta a Madrid a "ver las luces", yo la verdad, me iría a  ver otras cosas y otras gentes. A veces se buscan las luces por tener pocas, ya se sabe.
   Sigue el gélido ambiente, con sol seco y congelante. Añoramos las aguas purificadoras. Y las primaveras. Pero desde luego que en tres semanas será veinticinco fun fun fun. Hoy es tres y los Javieres están de fiesta, a todos abrazos y felicidades.
   No me gustan estas luces. Prefiero las de la feria, en noches ya refrescantes y mañanas de manga corta y gentíos. Nos empieza la invasión anual de buenos propósitos, de falsedades estudiadas y de luces de colores, de la eclosión y triunfo del plástico y la bombilla.
    Eso, a gastar energía y perras. Que todo el mundo tiene derecho, y a pensar en los que no tienen ganas, ningunas de esta orgía del consumo y la gula que se aproxima, como un alien amenazante, iluminado con trineos, campanas, muérdagos y estrellas.
    Me sigo quedando con el belén y poco más. Al menos ya queda menos para semana santa. Pues eso.
   

lunes, 2 de diciembre de 2013

PEGADO AL RADIADOR

Pegado al radiador. El sueño acumulado y no cumplido de los días pasados, pugna por apoderarse de mi y mis entornos. Pero por alguna causa, me cuesta el abandonarme, el entregarme a ese descanso que me lleva esquivando casi una quincena. Otra vez se llenarán los cristales y los árboles de escarchas, a manera de una nevada falsa, solo óptica, sin ilusión más que con ella. Las palabras me van fluyendo, mientras encaro, planifico una nueva semana que tal vez no corresponda a la programación diseñada.
En soledad. Tras días de estar con gente, con personas, con amigos. Hasta de con quien compartir suspiros de madrugada, que no ronquidos. Ya es lunes y diciembre. Y va quedando menos, para un nuevo año más y otro menos en mi biografía. Y para esos días de los cuales se ha apoderado el plástico, las falsas luces, la gula y en muchas ocasiones la impostura y la falsedad. Otro año más...
Pensando. Con el pijama puesto. Calentando mi alma y mis manos. Intentando ver como es y será, como soy y seré. Sin dudar de que puedo, aunque la certeza de no poder me amedrente. Y ese miedo a veces me aterra y me corroe. Ahora, demasiadas horas de pensamientos cruzados, atravesando polígonos, molinos y castillos, mientras se baja la cortina del día, con el atardecer cada jornada más corto hasta Santa Lucía.
De camino al hogar, el parque vacío donde hasta donde no hace muchos días dormían los desheredados, y que el frío salvaje ahora les impide. Y es que no es buen techo el cielo estrellado. Es mejor uno de obra, con una pared, con calor, y con paz. Como el mío, que me resguarda y debajo del cual escribo. Y mientras, acaricio el caliente radiador, esperando volver a soñar, a dormir, a vivir, y a si se puede, mejorar.
     Feliz día de Santa Bibiana (Nancy congratulations) Una semanica más corta, quien sabe si con algún atisbo de magia y quien sabe si con...