miércoles, 19 de enero de 2011

DIVINAS ENFERMERAS, DIVINO MEDICO

      

          Allí estuviste conmigo en el dolor, Dolores de Capuchinos, porque siempre estás en mi pensamiento, mi rezo, mi cartera y mi añoranza. Porque te he tenido tantas veces tan cerca y a solas, y ahora tanto echaba de menos tu pañuelo, tu abril  y tu mirada.

         Como eché de menos estar en San Lorenzo, pero nunca dudé de tu Gran Poder, en esa cruz que se me avecinaba, y que me pareció demasiado fortuita, demasiado insoportable. Y tal vez allí me mandaste la humildad con la que llevas tu carga, y siempre la mutua confidencia secreta en la basílica, o en la madrugada en Castellar, casi a solas.

    Y en la horas multiplicadas miraba hacia el Levante, y cerrando los ojos, oía las campanas y algún pétalo que me caía, y más que nunca sentí tu Amparo, y me volví loco e inocente, mientras la niebla y el frío me arrebataban mayo, y el sueño de volver en marzo calle Miguelete alante a tus plantas, a mi refugio, a mi deleite.

                   Y el verde quirófano casi pudo con el verde de tu serranía alcazareña, Señora de Cortes. Y mi raza, mi sangre y mi abolengo estaban heridas y postrados bajo tu mirada, la misma que generaciones enteras recogieron sus oraciones y sus peticiones, como hice yo mismo, como una renovación de un ritual, como una necesidad imperiosa, como una pública protestación de fé sin boato ni parafernalias.

                  De nuevo desde el hogar, me encomiendo por los que alli quedaron y llegarán, por esas nuevas personas que han empezado a formar parte de mi vida, no de la manera más agradable, pero sí de una de las más sinceras. Y reseteando mi duro disco de mi propio ser, en estos días de emociones y transiciones, sólo pido salud, para todos, para todas, para tí y para mí, salud del cuerpo que lleve aparejada la del alma, mientras me vienen recuerdos de hace pocos días, y los ojos se entornan del cansancio acumulado, de la tensión vivida y también de la paz y el apoyo de personas muy especiales, muy queridas, muy en deuda con ellas...

6 comentarios:

  1. Mary Wan Kenobi desde el iponismo419 de enero de 2011, 10:34

    caaaaaaalimeeeeero, caaaaaalimeeeeero.....

    y no tengo más que agregar. Salvo un beso para la ipona. Convertiros al iponismo. El iponismo está invadiendo la clase médica...

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  2. Jolín, qué bonito. Besetes mil!!!

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  3. Leer tu prosa es leer poesía. ¡Qué envidia saber transmitir de ese modo, hijo!

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  4. No hay mal que por bien no venga y estás cosas te hacen apreciar más lo mucho que tenemos y lo que únicamente importa, las personas, nuestra gente querida y nos damos cuenta del otro, del prójimo, del vecino, de la gente, no hay otra cosa, lo demás es secundario, relativo.

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  5. Me superencanta. Sólo puedo decir eso. Bueno, eso y que me alegro que haya pasado todo. A ver cuando te vienes a ver a nuestra Virgen, que siempre te acuerdas de ella igual que nosotros de ti.

    Muaks

    Desamparados

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  6. Risgustarisimo contento20 de enero de 2011, 20:50

    Hermano que alegria, como me gusta leerte y ver que vas recuperando tu "tono". Un abrazo grande grande

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