Las horas se me hacen minutos y los segundos horas; y todo eso en un mismo día, en un mismo momento, en esas unidades de tiempo que balancean mi tranquilidad y mi impaciencia, al mismo tiempo, todo ese ying/yang particular que todos tenemos, que rueda y se retuerce, se transforma y se renueva. Y lo mismo que el tiempo,todas las cosas, las alegrías, las ilusiones, los enfados, los disgustos, los proyectos y las frustraciones no son ni nos afectan más que en la medida de trascendencias personales, de determinados momentos de ánimos y vivencia, que no hacen sino baremar de diferentes modos, cada cual a su manera, para reconducirnos después a la relativización de las vorágines de hoy y las tranquilidades de mañana.
He salido de nuevo a cortar rosas, porque la primavera sigue, porque una sóla rosa es en sí un tesoro para el templetillo éste, que a veces pareciese hidalgo trastornado o escudero ignorante. Y a veces también son necesarias las espinas, para valorar los pétalos y fragancias...
Gracias por las 4 de ayer, sabes que siempre son bien recibidas, aunque brillen las espinas.
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