Manos atadas, pies descalzos,
Jesús de la túnica morada,
Señor del viernes de marzo.
Cristo del cautiverio, Hombre rescatado, Jesús de Medinaceli se nos acerca hoy en cientos de parroquias y ermitas. Tal vez sea junto con la Virgen del Pilar, la imagen devocional española más difundida por todo el país. Pocas serán las ciudades y pueblos que no lo veneren y den culto, y repitan el rito del besapié, la creencia de los tres deseos, la cola para llegar a Él...
Yo me siento hoy también con las manos atadas, privado de muchas libertades, de muchas cosas, prisionero de mi mismo, cautivo del mundo, esperando tu rescate. Jesús de Medinaceli: ¡escúchame! te pido la Salud tan necesaria para poder andar descalzo por este camino, a veces vía dolorosa, otras vereda celestial. Salud, Señor, sí, para toda la gente mía y no mía, porque llevo dos marzos, dos primeros viernes ya, que solo puedo besar tu pie con la imaginación y la añoranza.
Morado se ven los cielos, confundidos de azules. Las sogas a veces no van al cuello, pero si al ánima, y en ocasiones, los cristales ocultos nos cortan las plantas desnudas que marcan nuestros pasos y nuestro itinerario. Nazareno sin cruz, porque el que no la tenga que la espere, que ya lo decía una mujer sabia, que tenía siempre tu estampa en la mesilla de noche. Por ella y por ello, te rezo y te llevo en mi, y seguiré esperando tu "milagro" y tu protección en la eterna fila de la espera y la desespera, los primeros viernes de marzo y todos los restantes días.
Y pasan las noches, y las mañanas, ansiando la aurora, la luminosa amanecida. Una vez más, una vez menos, Nuestro Padre Jesús Nazareno de Medinaceli, escapulario trinitario de protección y tradición, en esta cuaresma que aguarda el primer abril, la Luna de Nissán.
Bendito sea el rescatado,que como es costumbre,baja cada primer viernes del mes de marzo,con las manos atadas,dejandonos ver como,a pesar de su poder,de su gran poder y majestuosidad divina,se nos presenta asi,humilde,maniatado,humillado.Lo hace para que veamos que si el,siendo rey de reyes,se tuvo que ver asi para lograr nuestra salvacion,nosotros asi tengamos paciencia al cargar con nuestra cruz de cada dia,y que el siempre esta a nuestro lado para hacer su carga mas llevadera.
ResponderEliminarBendito seas,señor.Deja que desate tus manos.Se me estremece el corazon y el alma verte asi,indefenso,reducido.A mi que me gusta verte triunfante y victorioso.
Por eso mil veces te digo "Bendito seas,señor"!
Bueno, ya he cumplido con la tradición de todos los años, y es que no me canso de ver a este Crito, que tal vez por tradición familiar lo siento tan mio, tan cercano....imposible no emocionarse, imposible no sentirte identificada en El, atada muchas veces por el destino, por cosas que nos suceden ajenas a nuestra voluntad....
ResponderEliminarSalud para todos, fuerza para seguir luchando, ánimo para afrontar lo que algunos estamos pasando, y sobre todo esperanza.....para que un día nuestros deseos se hagan realidad....
!Viva el Cristo de Medinaceli!
Me he acordado de ti, el año que viene espero que seas mi acompañante...Un besico.
Precioso escrito, preciosa imagen la del Cautivo del Carmen, sale del corazón cada letra que le dedicas a Aquel en quien todo lo podemos. Anoche besé su santa planta y en ese beso iba mi súplica de estar siempre postrado a sus pies, fiel a la fe, sabiendo aprender de ti humildad y mansedumbre. Permítame un atrevimiento el autor... Ante la añoranza de besar la soberana imagen, no te lamentes, pues tienes una ocasión única: no dudes en besar el pie de tu padre en la blanca sala del hospital pues hoy Jesús Nazareno está en él pues su palabra es Vida y Él se hace vida en el que sufre. Un abrazo. Alfonso.
EliminarY llego como llega siempre.
ResponderEliminarTras los cortos días de invierno
Y llegó como llega siempre,
el Primer Viernes de Marzo.
Con la luz del sol y el verde de los campos.
Al igual que el pasado año cuando baje al viejo convento trinitario me acordare de ti y le pediré un deseo por ti.
Un fuerte abrazo desde la tierra de María Santísima de la Encarnación de Peñarroya.
Tu prosa, maravillosamente poética, como de costumbre.
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