MEMORIAS DE UN JUEVES

He vuelto a compartir contigo mesa y mantel, y a disfrutar de los ojos más bonitos
de todo mi barrio, de toda mi gente. Y nunca como hasta hoy he sentido en mí el peso y la importancia de mi conciencia, que tiene una voz dulce y a veces una mirada triste...y hoy me he sentido más cerca de tí, con más ganas de abrazarte y de que sepas que eres más que mi amiga.

"Lo sagrado hecho real" ya está en Valladolid, y servidor ya sueña con visitar de nuevo la insigne Pucela, para disfrutar y gozar de esta muestra de pintura y escultura barroca, que ha visitado medio mundo y supone el deleite en la visión de las más bellas obras de imaginería hechas también lienzo. Y de paso las tapitas de la Plaza Mayor, el señorío del mejor castellano hablado, los paseos a orillas del Pisuerga,el vino de Rueda, Castilla en definitiva.

Complicada recta final de actividades e ideas; y no siempre la inspiración se alía conmigo, lo que me causa zozobra en estos momentos que tanto necesito que el verbo corra, que se me haga posible transmitir tantas sensaciones, algunos conocimientos y mi modesta forma de expresión.
Y una angustia escénica se apodera de mí ante la tesitura de auditorios públicos, experto en un caso, numeroso en otro, en este verano que pregona-o viejas historias y nuevos proyectos.

Caracoles pequeños, tópico de las tascas albaceteñas, aderezados de mancheguitos y cervezas frescas, remedio de mediodías y noches asfixiantes, en las que quedan lejanas y obsoletas aquellas otras de hielos y blancos, que parecían enterrar en el olvido este estío campante y desbocado que venimos padeciendo o ¿disfrutando?

Salgo a balcón a que la mínima brisa nocturna me acaricie y me regale la mínima sensación de frescor. Y las fachadas cuajadas de banderas, por obra y gracia del fútbol, rojo y gualda de un país que a veces me deprime, pero que otras me emociona. Y ondeo mi bandera, sin temor a que me culpen de facha, porque soy de aquí y también de allí, porque me emociono cuando escucho la marcha real, o cuando veo a Sofía, como una hincha , como una entusiasta más, y es que lo admito: esta reina me encanta, aunque ahora todo el mundo se pongo a cuestionar la monarquía, pero claro, somos así, el país del péndulo, de un extremo a otro, y eso nunca es bueno.