AL FRESCO

La siesta por la tarde y salir a tomar el fresco por la noche. Corrillos de sillas en las puertas de las casas de planta baja y cámara, chiquillos corriendo, tal vez alguna paloma o cuerva fresca...Veladas de estío, aguardando el momento del desquite del calor añadido a lo largo de la jornada; cielo de estrellas, que nos resarcen de tantos otros nublados y sin luces. Calles manchegas, pocas ya encaladas, que echan de menos a quienes ya tienen el eterno recreo y descanso, como ese centenario referente que aún hoy sigue resistiéndose a apagarse.
Me asomo al balcón que en estas horas de madrugada de transición de domingo a lunes, me deja la perspectiva de calles vacías, silenciosas, porque en la ciudad de asfalto y edificios, no hay espacio para la tertulia callejera, y solamente el ruido del agua irrigadora pone banda sonora de fondo. Hoy, echo de menos aquellos ratos de anécdotas, de chistes, de canciones, de críticas...porque el tiempo inexorable es lo único que no se puede sujetar ni controlar en la vida, y eso el templetillo lo tiene muy presente. Me conformaré una noche con compartir el aliviante refrescor que trae la tregua nocturna, con vosotros, contigo, en este mirador elevado sin sillas de anea, sin niños jugando, con nuevos sueños, con otras metas...