SEPIA PLANCHA

No hay bar de Albacete y provincia que se precie que no tenga este suculento aperitivo en su carta. Dicen amigas mías de fuera, con carrera universitaria ¿eh?, que pareciese que la omnipresencia de este molusco se debiese a su pesca en los ¿mares? albaceteños.
 Siempre la sepia a la plancha, con su perejil picadito y su mahonesa correspondiente, nos invita a acompañarla con la caña fresquita y el vino.
€€ Me vienen recuerdos de un viejo bar rural de pueblo, con paredes pintadas de verde, con mesas€ de patas robadas a las máquinas de coser, con murmullo de hombres y sólo hombres jugando a las cartas y una mujer callada de gafas de innumerables dioptrías cocinando este manjar en una minúscula cocina de butano de dos fuegos, para pasarlo a la barra por un tímido ventanuco comunicante, adornado de una imposible cortina avisillada (¿te acuerdas?)
€€ También hay fotos en sepia que traen pátinas de tiempos pasados y románticas evocaciones. Y personas-sepia, que a modo de moluscos con caparazón se dedican a lanzar sus largas patas para tocar un€ poco las narices, a falta de otra cosa. Estas últimas€ se crían en tierras de secano, sin necesidad de agua salada y a veces funcionan como lapas.

 Ya se va haciendo hora de empezar a prepararse para el vermout: Camarero!! dos cañas y una sepia a la
plancha!!