LUNES, SANTO, DE LA ENCARNACIÓN

Lunes de pasión. Mojada, pasada por agua, en estas fechas que marzean como nunca y que son ansiosas del agua que ya nos desborda, después de la sequía del dos mil doce, que también abrió los grifos en estos días santos. Lunes fuera de casa y en casa, soñando y temblando con los días que vienen, que son para el templetillo los más importantes y deseados del año, su oasis, de vivencias, sensaciones y emociones.
  Lunes santo. Un lunes sin el santo trabajo que tanto me cansa pero que tanto necesito, y que por suerte tanto tengo. Lunes de esperas en tantos lugares, y en otros de plena efervescencia procesional. Lunes especial en el espacio vital de un año y de una vida. Lunes último antes de la Pascua de mis valencianos.Santo lunes.
    Y día de la Encarnación. Primera advocación mariana. Allí fue el pistoletazo de salida de esta historia de una maternidad sencilla pero divina que ha cambiado el rumbo de la historia. Y ayer Domingo, una Encarnación cordobesa, recorrió de punta a punta las calles de la ciudad sultana, a hombros femeninos pero fuertes, desafiando impertinentes gotas y fríos solanos. Mañana, la Encarnación se hará llanto y sollozo desde la Calzada sevillana a la Campana, en el  palio rojo más bello del martes más hermoso. El viernes, la Encarnación jerezana abrirá la madrugada de silencio y señorío, tras el santo crucifijo de la Salud, mi palabra más pedida, más demandada, más cara.
   Mientras la Encarnación humilde, hágase en mi según tu palabra, esperará días de pascua y mayo para celebrar su fiesta con alegría y gozo, fuera de estos días de semana santa, tan caprichosos con las fechas y la climatología. Felicidades Polo de mi alma, Encarna de mis secretos y confidencias, blogera fiel y diaria, templetilla de oro y diamantes. Felicitarme a la chiquilla, templetilleros. En nada, estamos de cañas...
     Y en Tobarra, mi altar de la Encarnación particular, que aguarda este jueves que el "paso gordo" baje las rampas del cerro sagrado, mientras yo aguardo un nuevo deambular por sus dos naves góticas, contemplando como Gabriel se convierte en el mensajero de la mayor de las noticias. Al salir, cae la tarde de estos días más duraderos y también más duros.
    Aún nos quedan días. Aún nos quedan horas. Esperemos que las lluvias se apiaden de nosotros y podamos vivirlos.