Remedia mi alma, Señora bendita,
alivia mis penas,
concédeme calma, Patrona bonita,
consuela mi espera.
Muéstrame tu libro,
que de tu mano lea,
bendíceme el brillo,
que de mis ojos te vea.
Remedios de mayo,
que en junio es romera,
entre los dos pueblos,
que en septiembre es reina.
Tu herida en la cara,
tu mirada quieta,
cardenal en mejilla,
que arrodillada reza.
Remedia mis prisas,
mis miedos, mis brechas,
mis ratos de agobio
mis soledades impuestas.
¡Salve Virgen de los Remedios!
bendita tú eres entre todas las rodeñas
salve dulce nombre en tus ojos
bendita abogada de ilusiones muertas.
Acaban las romerías. La Virgen de los Remedios de Fuensanta regresa en unos días a su santuario. Este año la he vivido intensamente. Y si no ha sido lo que ha sido, ha sido porque Ella lo ha querido. Que para eso me remedia. Y es que todo tiene remedio en la vida menos la muerte, o casi todo...
Las Devociones, regresan de nuevo al sus ermitas y los pueblos quedan desolados del trasiego de ir y venir en la visitas diarias a la Parroquia.
ResponderEliminarLo vivido esta en el corazón lo esperado, tendremos de nuevo que vivirlo!.
Buen día...
Hay cosas que no tienen remedio...jomío.....
ResponderEliminarLa Polo
Ni remedio ni remiendo
EliminarComo no soy muy ducho en advocaciones marianas ni en devociones que no sean y aunque parezca un "paleto" de mi "Virgen de los Llanos" he de reconocer que haces que todas las advocaciones de Maria las sintamos como nuestras...
ResponderEliminarEsta foto de la Virgen de los Remedios se me hace celestial ya que su azulado manto se mimetiza con el azul del cielo...también me recuerda otros "azules"...
Las nubes asemejan los bordados florales de su manto y si
entorno los ojos, se borran los contornos y solo veo la carita y manos de la Virgen en el azulado cielo.
María, bajo el título de los Remedios siempre se hace cercana. Nos remedia, nos ampara, nos alegra, nos consuela. Es ejemplo a seguir, nuestra intercesora, nuestro recuerdo, nuestra ilusión.
ResponderEliminarEs nuestro calendario particular, es la forma más eficaz de llegar hasta Dios.
Bella entrada templis.