Me encontré esta foto por la red. Y me dió la idea para el post de hoy. Días de altibajos, de oscilaciones en la temperatura y en los ánimos, de amigos que sufren, de cuitas, de preocupaciones.
Por eso, Covadonga. Uno de los lugares más bonitos de todo el país, la montaña sagrada de los asturianos, santuario mayor del norte, cuna de la reconquista, verde, verde, sencillez, devoción.
Covadonga no te deja impasible. El ascenso al real sitio es impresionante, preludiando el espectáculo de más arriba con los lagos renombrados. La basílica neogótica impacta, pero me pasa como con el castillo del rey loco en Baviera, que me gusta más por fuera que por dentro, y de lejos que de cerca. Lo importante es la gruta, la Santa Cueva, donde la Santina, forma en la que familiarmente se la denomina por parte de los astures, preside el entorno, en modesta capilla, al aire libre, al abrigo de la roca.
"Es pequeñica y galana" dice el dicho sobre la patrona asturiana. Y uno siente debilidad por las imágenes pequeñas, tal vez porque en ellas se condensa la mayor fuerza y belleza. Y encima es de las del 8 de septiembre, el dia más hermoso del año, que también coincida con la fiesta del Principado, porque Covadonga es el mayor símbolo de asturianía. Nuestra Señora de Covadonga me inspira ternura, paz y sobre todo ganas de volver. La imagen que se venera no es la primitva que pereció en un incendio, sino una talla del siglo XVI regalada por el cabildo de la catedral ovetense. En 1.918 fue coronada canónicamente, siendo una de las primeras de España en recibir tal distinción. Dos veces la he visitado pero nunca la he olvidado. Siempre con buenas gentes de allí, y emocionante la última visita, pasando por delante de Ella, tan cerca, con una flor en la mano, con el corazón también en la mano.
Y bajo la gruta, la cascada de agua de la que brota la Fuente de los Siete Caños, de falsa leyenda. Porque yo bebí y a la vista está que ni me he casao ni nada que se le parezca. Será que la Virgen no ha querido, por algo será que así sea.
Voy a volver en cuanto pueda. A divisar el mirador de Pelayo, subir las escaleras hasta el más ecológico y pobre camarín de patrona alguna, rezar, sentir el tintineo de las velas, y bajar viendo el cielo cantábrico, azul y grisáceo, mientras me relamo de pensar en unas fabes con chorizo y un culín de sidra. Lo dicho, que me voy pa Asturias, que lo he decidido ¿quien se apunta?
ay¡¡ amigo me has tocado la fibra bien tocada...¡cuántos recuerdos,cuántas añoranzas y cuántas súplicas a La Santina!!,es un ligar mágico y puede ser muy probable que este año vaya a ver esa magia que encierra La Patrona de mi tierra y todo lo que La rodea,muchas gracias.
ResponderEliminar¿Lo sabias?.
ResponderEliminarLa imagen de la Santina fue robada de su cueva y llevada a París en 1939, aunque no fue objeto de profanación alguna. Terminada la Guerra, se hizo cargo de la Embajada española en París el doctor Pedro Abadal, quien comunicó el hallazgo de la imagen en París y el mismo Pedro Abadal trasladó la imagen en su coche cerrado desde la embajada de España en París, donde fue encontrada, hasta la frontera con España.
El día 11 de junio de 1939 entraba triunfalmente en España la imagen de la Santina. La ciudad de Irún se disponía a recibirla con una extrema exaltación de religiosidad. El mismo entusiasmo suscitó la Santa Imagen en San Sebastián, Loyola, Mondragón, Vitoria, Valladolid y León. El día 13 llegaba a Asturias entrando por Pajares.
Pasó nueve días en la Catedral de Oviedo, visitó Gijón, Avilés y varios pueblos hasta que por fin llegó a Covadonga donde con gran entusiasmo se entronizaría. Fue recibida en el llamado campo del Repelao por el Cabildo de la Colegiata el 6 de agosto, depositándose la imagen de la Virgen en la Santa Cueva de Covadonga a la una y media de la tarde.
Buen día...
La duda ofende, hermoso. MAPUNTOATÓLOQUESEAANDORREAR. Además, no conozco Asturias. Es un buen momento. ¿Cuándo nos vamos?
ResponderEliminar¿Has cerrado el gas? ¿Has cortado el agua? ¿Tienes las llaves? Pues vámonos ya.
ResponderEliminarHoy te van a leer cruzando el charco. Tengo una compañera de Gijón destinada a trabajar en Perú desde el 8 de marzo. No sabe cuándo volverá. Le voy a mandar tu post de hoy. Para que tenga un trocín (como ella dice) de su tierra cerca.
Besines.
La verdad es que tuve ocasión de visitarla y el sitio es maravilloso, me gustó un montón, si os pilla cerca, merece la pena ir a verlo, aunque esteis escepticos....jajajaja...
ResponderEliminarLa Polo
Neneeeee!! Lo primero que me perdones por tardar tanto en escribirte... y lo segundo es que si digo otra vez de irme a Asturias, me matan, porque Asturias es mi debilidad. Estuve en 2009 y volví en 2010. Desde que la pisé me enamoré de Asturias y volvería mil veces. Pero al hilo de lo que hoy escribes, te diré que mis ojos se han llenado de lágrimas ante pocas imágenes: mi Fuensantica preciosa; mi humilde Virgen de Belén; la Esperanza de Triana y la Santina de Covadonga. Esto sucedió la segunda vez que la visité. Todo fue entrar en la gruta y mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas... no tenía explicación para lo que me estaba pasando. Se me juntaron mil recuerdos, especialmente el rostro de mi padre que hacía menos de tres meses que me faltaba. Allí estuve sentado ante ella un buen rato, rezándole y pidiéndole por todo y por todos... Bella la Santina, bello el paraje y siempre bella Asturias. Un beso "muncho gordo" desde Murcia. Gúmer.
ResponderEliminarHace años que la visité y me encandiló. Al contrario que Lourdes (ya te comenté lo que sentí allí), Covadonga y sobre todo la gruta me hizo sentir como si la "Tierra Madre" nos cobijara y protegiera. Lo mismo sentí cuando visité la "neocueva" de Altamira. Creo que el instinto animal de busqueda de cobijo en el ser humano se acentúa en esos lugares a los que luego santificamos.
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