El pincho moruno me lleva a mis primeros años de feria, a aquellos puestos de la cuerda, idénticos a las tascas que ahora se ponen en el paseo. El olor de la carne asada, desprendiendo el humo de su adobo, de su aliño de pimentón, se me metía en el olfato y el paladar.
Y eso que los morunos, claro, no pueden ser de cerdo. Pero la piel de toro nuestra es muy de cochino y orza, y por eso, los pinchos por aquí son de carne magra. Tapa siempre asociada a merenderos y bares, porque no sé porqué pero en mi casa nunca fue plato doméstico, ni tengo conciencia e haberlos comido en casas de amigos o familiares, al menos yo no lo recuerdo.
A mi me gustan con su pincho metálico. Ahora los hay tipo palillo largo, de madera, pero como que me pierden así glamour y casi sabor. Ese ritual de ir pasando la dentadura trozo a trozo, con cuidado de no ser taladrado por el acero, saboreando, desensartando ¿se dirá así? la carne, y engañándola con el pan bañado en el aceitico del adobo.
No he dicho que este plato tiene un origen árabe, de ahí su nombre. Y hablando de pinchos, pinchazos y pinchitos: estoy harto de pincharme con espinas en forma de palabras vacías, y de historias requeterepetidas, hastiado de los pinchazos de las ruedas de mi forma de ser, de esa transparencia que buena o mala, se empeñan en empañar, y para terminar conformándome con estos pinchitos de tascas y tabernas, porque de los otros, de los que habla el Amador de La que se avecina, poco, poco, muy poco.
Feliz fin de semana. Hará calor dicen. Ya lo hace. Me resulta raro teclear al lado del radiador que no hace tantos días aún estaba caliente. Y escribir en pantalón corto. Hoy guardé nórdicos y edredones, un poco de mi intimidad y saqué al aire un poco de mala leche, que ya estoy harto de ser bueno, bueno, bueno no, más bien tontico a veces.
Tomaros una caña con un pinchito a mi salud. Con Dios.
A mi los pinchos me gustan, como pero de uvas a peras. Lo que si me gusta es ir a las tascas y comerme unos platos de caracoles, rabo, casco patata..... aunque llevo mucho tiempo sin ir.
ResponderEliminarhemos pasado del invierno al verano, aqui esta semana esta haciendo mucha calor.
yo tambien me he dedicado esta semana a guardar la ropa de invierno.
No te enfades que la vida hay que disfrutarla.
Marikilla
No me gustan nada!!!! si me como uno, puedo estar una semana repitiéndolo.....que fuerte...
ResponderEliminarpero bueno, siempre hay otras opciones....
La Polo
De lo Moruno, solo me quedo con los paisajes del país!.
ResponderEliminarBuen día y finde...
Lo siento Juanico pero conmigo....4-0; pues eso, que a mi tampoco me van mucho esos pinchos ya sean morunos, hebreos o cristianisimos....eso si, el pincho metalico si me gusta porque es muy práctico. Creo que los últimos los use para que sirvieran de guía a un poto que tenia muy decaido y abri un poco su terminación circular e hice una "quasi" muleta para que la rama del poto estuviera mas erguida y en conjunto más estética.
ResponderEliminarLa carne del pincho creo que se resecó de aburriento en el frigorico y sirvió de cena para unos gatillos que hay por el barrio.
Pues a mí me gustan!! No están mal, sobre todo si son en una barraca huertana, al olor del azahar de la primavera murciana!! Creo que he pedido demasiado! Un abrazo. Gúmer.
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