Va agotándose abril abrileño, con pascuas y ferias ya muertas, aguardando mayos y cruces, si es que las cruces acaso fueran solo del quinto mes siendo siempre de nuestro cada día. Por los campos se ven las matas de manzanilla, esas margaritas olorosas, camomilas benditas, cuyo fruto y sabor se desparrama ahogada en el agua hirviendo que hierve a veces nuestros nervios y desazones.
Manzanilla no es una manzana pequeña, ni un vino gaditano. Las manzanillas se crían compartiendo campos y ribazos con amapolas rojas, arcenes y cuestas con lirios del campo y retamas. Manzanillas secas colgadas en los palos de las vigas de viejas cámaras de casonas manchegas, perfumando las encaladas paredes que guardaban arcas, arados, trastos e incluso historias de aparecidos y de tantas cosas que me desaparecen.
Amarillo y blanco dueto. Humilde pétalo que deshoja mis ojos, aunque me quieran, aunque nunca pueda ni yo mismo quererme. Florecillas silvestres de la primavera de esta tierra mía, que se apresura a subir ermitas y correr imágenes de cristos, con cohetes y fuegos de fondo. Es primavera aunque no lo creamos, aunque no lo vea. Y me tomo mi manzanilla, tal vez invadida por una tila o dos.
Echo de menos el olor de los jazmines. Con las lilas y los nardos, tal vez sean las flores de mejor fragancia, que mas me agraden al olfato y el sentido.
Jazmines en matas. Y biznagas de la tierra malagueña, símbolo de la ciudad "arminé de oló". Ramos artesanos de pequeñas jazmineras.
La Biznaga es un ramillete de jazmines en forma de bola, de laboriosa elaboración, que se venden en las tardes de verano por las calles de Málaga
Meses antes del verano, se recolecta una especie de cardo silvestre cuando aún está verde, que servirá de esqueleto de la Biznaga.
Tras quitarle las hojas y ramas que sobran para dejar tan sólo el tallo principal y sus correspondientes pinchos, se deja secar hasta que obtenga un color beige y se ponga duro. A continuación se cortan el tallo y las puntas.
Se recogen los jazmines en las tardes de verano antes de que estos se abran para que sea fácil introducirlos uno a uno en los pinchos del esqueleto.
Por la noche estos jazmines se abrirán dando así la característica forma de la Biznaga y su agradable olor.
Te doy mi biznaga, aunque no esté en Málaga. Tal vez algun día regrese como a tantos sitios, con mi solitaria mochila, en la que siempre habrá una biznaga, un sobre de manzanilla y un atardecer entre torres de color de las lilas del lilar de mis ausencias.
Nada mejor.
ResponderEliminarQue empezar el día, tomándote una buena infusión de manzanilla.
Buen día.
Mira que me gusta empezar la semana con flores. Y terminarla también. Y a la vuelta, entre semana no les hago ascos. Porque me encantan las flores. Si quieres oler jazmín, lila y azucena tengo en mi terraza: las lilas en su apogeo, los jazmines a puntito y a las azucenas aún les falta un poco. Los alhelíes (qué nombre más bonito) ya se me han pasado... pero eran también gloria bendita. ¿Y qué me dices de los jacintos?. Ay, vente pá mi Madrid unos días y verás como huele
ResponderEliminarPara mi madre cura to los males, que le duele la pata la orilla, se toma una manzanilla, que le duele la cabeza, se toma una manzanilla, que esta risioncisma y no se puede tener en pie, se toma una manzanilla, total, que cura to los males.... así que ya sabéis, os duela lo que os duela tomaros una manzanilla....
ResponderEliminarLa Polo
Biznagas malagueñas, que nos reciben los días de feria a la entrada de la calle Larios. Engaladas las farolas de flores multicolores y de toldos que recuerdan las sacras sombras del Córpus toledano...
ResponderEliminarManzanillas, aromáticas y juguetonas que de niños recogiamos junto a las rojas amampolas, cuando los centros comerciales eran campos de siembras... de fútbol, improvisados por las muchachadas de barrios como los de Fátima o Ensanche....
Manzanillas sedantes, manzanillas sanadoras....
Yo estoy como la madre de La Polo. A mi una buena manzanilla me sirve "pa tó".
ResponderEliminarPepi