Llevo mal lo de dormir fuera de casa. Aunque sea para volver a la que fue mía durante treinta años. No es lógico extrañar tu cama de lustros, no poder conciliar el sueño en las que fueron tus cuatro paredes en las que aguardabas el despertar del día de reyes, los despertares adolescentes para el estudio o los sueños de las madrugadas de noches callejeras.
Me siento vulnerable. Tal vez por esta eventualidad que se me plantea, y que nunca pensamos que llega. Y gracias que nos llega, pero, a veces es difícil resetear todas estas cosas, cuando las torres de tus raíces se resquebrajan y se vuelven frágiles, tornando a una nueva niñez no aprendida ni esperada, complicada, traicionera y a veces desesperante. Los últimos días de febrero se me están haciendo hostiles estos dos últimos años. La quietud y tranquilidad son mis valores en alza, más deseados, más anhelados, más esquivos.
Estoy cansado. Supongo que lo acentúa este frío siberiano que corta la piel y aniquila el vaho de calor de la respiración. Los pasillos grises y las batas blancas me roban energía, paciencia y esperanza. El cuento de mi vida avanza sus páginas, componiendo la historia plagada de duendes, bastantes brujas, ningún príncipe o princesa, y si un niño ignorante expuesto a peligros que tal ves solo un ángel de la guarda, o dos o cien, protege.
Vuelvo y me voy. Una nueva etapa se me abre, sin cerrar otras y lo que es peor, sin abrir las que quiero. Aunque siempre miraré para atrás y para adelante. Por un nuevo día. Por tu tiempo que me das, sin pedir nada a cambio. Por tu interés. Por mi mismo y mi gente. Por las prioridades de verdad, y no las ficticias.
Ya es martes. Empezará a correr la semana hasta alcanzar el ecuador. Mi memoria me atormenta y al mismo tiempo me serena. Tiempos confusos aún teniendo todo tan claro. Y poniendo los puntos sobre las íes, y lo que es más importante, en lo que es necesario, poner el punto y final.
Se acabó, porque yo me lo propuse y...y ahora ya mi mundo es otro...
Uffffff! Solo puedo decir que te envio mi cariño y un abrazo que derrita el hielo y haga el aire mas calido. Y un besico de los que se repiten: muamuamua.
ResponderEliminarA mi me gustaría estar allí contigo, cada uno en nuestro sofá con una mantica, tan familia tradicional como somos, antes de dormirnos.. Ya verás como todo pasa antes de que te des cuenta.. un abrazo gigante, tía..
ResponderEliminarAprovecha y empieza a vivir de nuevo una nueva juventud. Volviendo a las paredes que te vieron soñar y despertar al la vida. ¿sera una segunda oportunidad? ¡Para que las cosas sean de otra manera de aquí en adelante!.
ResponderEliminarAnimo y al mal tiempo buena cara y todo pasa y llegaran días de luz intensa y las oscuridades se verán con luz propia y mas clara.
Buen día y a ser feliz.
Marchamos nosotros también al hospital. Je je je.....
lo importante no es donde duermas, si no que te despiertes y sigas adelante, aunque estes cansado, haga frio o no tengas ganas de nada. Mucho animo todo lo malo pasa. Besos
ResponderEliminarAy hijo, pues yo con este frío verbal, no saldría de la cama en todo el día....además se está mu agustico entre las mantas, ea,
ResponderEliminarpero tenemos obligaciones, y nos tenemos que poner todas las capas posibles de ropa para no congelarnos.....y digo yo, paqué queremos nosotros este frío siberiano??? debería estar prohibido por ley.....
La Polo
A mi me gusta el frío, despeja la mente ja,ja. Se abriga uno bien y a funcionar. El gustico que da llegar a casa y sentir el calor de la calefacción..... acurrucarte en el sofá con la manta......Lo prefiero al verano, todo el dia sudando, si saber donde meterte, ducha va ducha viene, abanicos por toda la casa, etc, etc.
ResponderEliminarP.D. como en casa de uno, no se duerme en ningún lao.....a mi me cuesta mucho, pero cuando las circunstancias mandan!!!!!
Felices sueños!!!!!!!
Lo del frío en Albacete tiene mal arreglo.
ResponderEliminarLo de dormir es más sencillo.
¡Ánimo cariño! Nos vemos pronto
Pepi