miércoles, 26 de diciembre de 2012

MESA CAMILLA

No renuncio a ella. Es el complemento ideal para tardes como estas, de largas sobremesas tras los banquetes navideños, mientras lloviznea fuera y se van consumiendo las horas de este primer asalto festivo. Ahora con brasero eléctrico, incluso con el radiador simultáneo, recordando aquellos tiempos de los viejos braseros de hierro, con las ascuas sacadas de las lumbres de la chimenea, cenizas piconeras de rojos y grises...
    Ya sé que no es moderna. Pero fue el primer mueblo que entró en mi humilde casa. En ella leo, escribo, dibujo, como, río, lloro, hablo, canto, me refugio bajo sus sayas o faldas, caliento mis piernas y los trozos a veces helados de un alma descompuesta. Nunca tuve mesita pequeña de centro, que son muy bonitas, si, pero a mi como que no...La mesa camilla es también parte de mi cultura, de mi iconografía, de mi hogar y por supuesto uno de los muebles imprescindibles de mi particular inmueble.
        Segundo día de pascuas navideñas. San Esteban, el primer mártir lapidado, como aún en día se sigue haciendo en nombre del fanatismo y la intolerancia, se celebra a lo grande en las tierras valencianas y catalanas; también en algunas zonas de esta Mancha manchega y serrana. Creo que hoy comeré arroz al horno, o "al forn" una de mis debilidades, a las que ya dediqué líneas, meses pasados. Y como decían los Mecano cinco días más para la cuenta atrás, ¡ah no! que eran cinco minutos, vaya cabeza la mía. Sin embargo, cinco minutos pueden ser más que cinco días si tú sabes hacerlos especiales, porque el tiempo solo se transforma. Y da calor, al abrigo de la mesa camilla, calentita y acogedora.
        Cuatro patas, tabla y tarima. Brasero y faldas. Invierno. Navidad y nostalgia. Besos y Abrazos. Todo alrededor de la mesa camilla, que no es camilla de ambulancia ni cama pequeña. Cierro aquí y me voy al brasero, tengo frío y es tarde. Fuera ya no llueve. Y mañana saldrá el sol y habrá que dar gracias y volver a vivir, a andar y a soñar. Y también a escribir.
   

17 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Tu Falda camilla rectangular, esta esperando tu venida. Ella esta concurrida en estos días de familia, amigos y algún que otro intruso agradable, ¡pero! faltas tu y alguien mas.
    El veintinueve ponen en besa pies al niño Jesús del Socorro, organiza la venida, tempranito y vamos a besadlo.
    Feliz día de San Esteban y segundo de la Navidad.
    ¡hoy comes con Diiiiii?

    ResponderEliminar
  3. Muy "guapo" el post. Yo no tengo mesa camilla, pero no porque no me guste, que sí y mucho; sino porque no tengo sitio para ponerla, que si no!!!!!! Sentarte en un sillón cómodo tapándote con las "faldas", calentica viendo la tele y con ese sueño placentero que te entra.....dando cabezadas entre ojo-abierto/ojo-cerrao ja,ja,ja.
    Eso sí, sólo me gusta para invierno. A la mesa camilla no le va el verano. Sirve para todo, desayunar, comer, sentarse en familia, jugar a las cartas, cenar, coser, escribir........me trae muchos recuerdos infantiles que añoro. Estoy pensando donde poner una.¡¡¡Que no muera la mesa camilla!!!

    ResponderEliminar
  4. Yo también la he incorporado a mi mobiliario. No es moderna, sobrecarga un poco tener la mesa del comedor y la de camilla, pero su calor, y sobre todo lo acogedora que resulta, no tienen igual.

    ResponderEliminar
  5. Es que no hay nada cómo una mesa camilla, con sus sallas y su tapetico encima......todo un clásico, mi madre muy enfadada, porque no está en mi mobiliario, vamos que no es lo mismo que sentarte en el sofá con la mantica, que donde se ponga la mesa camilla con sus sallotas, que se quite lo demás.....
    La Polo

    ResponderEliminar
  6. Aunque parezca mentira, en casa de mis padres nunca hubo mesa de camilla. No sé exactamente la razón. Por supuesto, en mi casa tampoco hay. No le veo la gracia, sinceramente.
    Pepi

    ResponderEliminar
  7. Me están dando ganas de comprarme una de lo bien que la has descrito. Yo soy de las que ha puesto mesa de centro, pero como la mesa camilla de mis padres....ninguna. S.A.R.

    ResponderEliminar
  8. Pues en mi casa hay mesa de centro y mesa camilla, igual que hay belén y árbol. Mejor que elegir es adaptarse a todo. Pero entre nosotros, donde se ponga una buena mesa camilla, donde tantas veces merendé pan con chocolate en casa de mi abuela, que se quite una mesa de centro con una altura y una forma absurdas! Un abrazo!

    ResponderEliminar
  9. En la casa de mis padres si que habia una mesa camilla en la que he vivido de todo, y en mi primera casa también la tuve y le echabamos unos raticos, pero ahora la tengo en la buhardilla y la verdad que poco la uso, pero sin embargo la mantica, el sillon reclinable y la chimenea le doy juego hasta el infinito y más alla.

    ResponderEliminar
  10. En mi urba de los madriles debe ser la única mesa camilla con sayotas y brasero que hay. Y aunque la tachen de anacrónica y poco práctica teniendo el el radiador al lado, como les gusta a mis marisvecinas tomar café al calorcete de las sayas. Decorativa no es, la verdad, pero es lo más acogedor que existe. Cuando no te espera nadie en casa, con un frío pelón en la calle y todo el santo día por ahí intentando que no te derroten, lo mejor del mundo mundial: llegar a casa, quitarse los tacones y con un colacao esclafarse en el sofa tapándose con las sayas al calor del braserete (aunque sea elétrico)

    ResponderEliminar
  11. 26 de diciembre:San Esteban, 2º día de Navidad en Valencia donde muchas familias se vuelven a juntar para comer otra vez. Hace 20 años Vicente y yo decidimos sentar a nuestra mesa a toda nuestra familia y a todos nuestros amigos. Nos casamos un 26 de diciembre. Fue un día "gloricioso" para nosotros. Y lluvioso, muy lluvioso. Boda remojada pero muy navideña.
    Algunas tuvieron que salir de su casa la misma tarde de Navidad ¿Eh Meriyou? Hoy brindaremos por nosotros dos y por todos los que habeis compartido con nosotros estos 20 años, con sus buenos y sus malos momentos, sus alegrías y sus penas. Aunque he de decir que han sido muchas más las alegrías y cosas buenas. Me considero muy afortunada. Paz y amor para todos, que estoy hoy un poco hippie.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y tanto que si. Brindo por otros 20 y otros 20 y otros 20.

      Eliminar
  12. enhorabuena Maribel! y a por otros veinte; por cierto dile a tu esposo que se manifieste jejjee, muchos besos
    y ¿quien eres S.A.R.?

    ResponderEliminar
  13. Aún hoy en invierno, quitamos la mesita del centro del salón y ponemos junto al sofá la mesa camilla, toda ella elegante y acogedora, en mi casa siempre llena de hilos, tijeras y agujas que se mezclaban a veces, con los restos de goma de borrar que salpicaba de mis cuadernos o incluso de los restos del pan con chocolate de la merienda......que recuerdos....ay!!!!!!!!.

    ResponderEliminar
  14. AAAAAIIIIIINNNSSSS....la insufrible mesa camilla invernal.Esa vieja compañera que se lleva siempre la peor parte.....la que se arrastra por el suelo,debido a su excesiva medida,..la que se siente oprimida por el ganduloso y flojo cristal que la cubre....Esa insufrible compañera invernal,..que se lleva todos los quemazos de cigarros y tizones de ardiente brasero...Con su verdoso color,que jamas ha cambiado con el paso de los años,debido a la imperturbable decision sobre el gusto de mi mama,.por el susodicho color.La vieja amiga invernal,..que nos cubre medio cuerpo y nos da de cenar,de reposar,y de almorzar,..y la cual en silencio escucha todos los chismes y chascarrillos que sobre la mesa van saltando,de unos y de otros...Si...esos chismes inviernosos,que corren de casa en casa.Y ella ahi,...como si tal cosa,..realizando su humilde y calenturosa labor.

    ResponderEliminar