Todos los años se repetía el mismo ceremonial; el paseo matutino al paseo ferial, que se me antojaba una larga travesía por calles que me estaban vedadas, para llegar a las primeras atracciones, las tómbolas, los jardinillos. Año tras año la misma foto en blanco y negro sobre aquel caballo de cartón que servía a tantos niños y niñas como yo para una equitación fingida, para aumentar aquella vieja caja de latón del cola-cao que guardaba retazos de la vida en clichés.
El Teatro Chino de Antonio Encinas vigilaba la puerta de hierros, observando el látigo Macareno y el Gusano Loco, mientras los muñecos vestidos de baturros se movían mecanicamente para pisar el vino dulce acanelado que ahoga el barquillo. Las berenjenas de Almagro, el rosado algodón y las palomitas, inundaban de olores ese recorrido, en esa avenida que cobra vida intensa durante diez dias. Los tiovivos me atraían con sus cantos de sirena y sirenas, pegando mis pies a la taquilla, mientras mis padres me llevaban con impaciencia a los redondeles. Concéntricos pasillos de esa ciudad paralela, que nunca para, que siempre es igual y distinta, y siempre el feriado, el regalo de reyes que siempre se recibía en septiembre, y que luego se enseñaba con ilusión y entusiasmo a la abuela, que como matriarca y señora quedaba al cuidado de casa y comida. Vista atrás, moviola en blanco y negro, casi siempre el mismo guión, solamente roto por las visitas de los primos de vez en cuando, que eran un nuevo hito, una esperada ocasión. Y el tiempo que pasa, inexorable, a veces cruel, siempre firme.
Muy bueno Juan Carlos.
ResponderEliminarSupongo que cada uno vive de una manera la feria, pero los olores y las escenas que describes nos son familiares a todos.
Espero que disfrutes mucho de las fiestas y que las acabes bien.
Un abrazo. Javi Alfaro
Madre mía,lo huelo todo,lo oigo todo,porque lo describes desde nuestro propio corazón.
ResponderEliminarUna vez más GRACIAS y ENHORABUENA!!!!!!!
pues yo de lo más que me acuerdo, es de la peste que echaban los ponys de verdad...creí morir cuando me subieron a uno..menudo pollo monté...tuvieron que parar a medio....
ResponderEliminarJT, tu ya desde joven fingiendo amor por la equitación... claro que chewaka no se quedaba corto y la manifestaba más abiertamente... siempre ha sido de manifestarse y de abrirse el chiquillo... yo me acuerdo mucho de la peste a gambas y de las panochas, me gustaba comerme una panocha a mi que pa que...
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