martes, 10 de agosto de 2010

POR SAN LORENZO LLUEVEN ESTRELLAS








Es tiempo de Perseidas, esas estrellas juguetonas y efímeras que caen de forma rápida y continuada en los días que rodean al santo laurentino. Llueven estrellas, mueren en caída libre, pero de mí se esconden, me huyen, tal vez para no tener que concederme el deseo que se les pida, o quien sabe si la leyenda no es más que eso, una falsa historia, una creencia sin base-



Llora el cielo de agosto en las noches que han venido después de la "panzaburra" gris y nebulosa que ha convertido estos campos de Castilla, en difuminados espectros de paisaje y lugar. Puede que esta noche también yo llore, en solidaridad con el fenónemo astral, para descargar mi impotencia por la anorexia de verdades, para protestar por la bulimia de sentimientos, porque no siempre se pueden comprender las mutilaciones de las vivencias, que con el tiempo se demuestran irreales, engañosas y en el mejor de los casos, simples ilusiones ópticas y no óptimas, y en algunos otros, no son nada más que historias muertas antes de nacer.


Y San Lorenzo, llena este décimo dia agostal de fiesta y tradición. En Alcalá del Júcar, el agua del río ayuda a apagar el fuego de la hoguera, donde la parrilla del martirio, abrasa al mártir oscense, joven e imberbe diácono, que dice a su verdugo:"dale la vuelta que por este lado ya está hecha" , con una macabra resignación de ser una barbacoa humana. Y es día de bajar a la Plaza cordobesa de San Lorenzo, cerca del arroyo de San Rafael, y realejo abajo, donde la torre gótica y el rosetón de su fachada nos invitan a pasar a poner una vela y una demanda a la Virgen de los Remedios, Señora que los martes y trece tiene completo el patio. Y río abajo, la sevillana Plaza de San Lorenzo me deja la contemplación de la fachada rosada del templo del mismo nombre,medianera con la rotonda en la que está el que todo lo puede, kilómetro cero de la ciudad y de mi fervor, mientras los árboles centenarios, observan como la fría cruzcampo se hermana con puntillitas y cazones. Y la parrilla pétrea que Herrera proyectó en el valle escurialense, a los pies de las sierras madrileñas, eleva impasible su grandiosidad, su majestuosidad, faraónico proyecto y obra, que guarda el silencio eterno de tantas cabezas coronadas.




1 comentario:

  1. Mary Wan Kenobi será maravilloso viajar hasta mallorca10 de agosto de 2010, 10:24

    Pos una parrilla de sardinas me las comía yo... creo que me voy a ir de vacaciones la semana que viene. A por sardinas. Qué será de mi sin templetillo, alías yorslucas... maemia...

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