Desorientado deambulo por esta noche de San Bartolomé, oscura nocturnidad con olor a alhábegas yesteras, mientras me siento con mi piel un poco desollada, un mucho herida, despellejado y torturado, mimetizándome con el martirio del santo apóstol. La última semana agosteña se extiende ya melancólica, y con el runrun a feria sonando y escapándose por el aire.
Los hados siguen sin ser propicios o tal vez sí, porque el mandato de los dioses paganos es así de caprichoso e imprevisible. En algún momento puede ser que el olimpo observante haga cónclave y decida que el fatum se desarrolle, se muestre, o tal vez no...
Observo la transmutación del mar de agua y olas de días pasados, en este otro de tejados y azoteas y no puedo por menos que añorar el murmullo que nereidas y tritones se empeñan en ofrecer en concierto continuo. Y la cuerda mueve de un lado a otro, esperando que la ropa mojada y tendida vuelva a ser nueva y a estrenar, como el agua purifica el cuerpo y el muermo, tendida colada de sentimientos, filosofías y recuerdos, cogidos con pinzas de madera, que pellizcan el alma y el adentro.
diva-gaciones... divas quedan pocas, y las que hay se desorientan por efecto del alcohol... ayer cena de balcones por una vez en mi pueblo y no en el tuyo, pero con casi los mismos integrantes, en la cual te echamos mucho de menos...
ResponderEliminarBueno, pues otra vez a hacer maletas (con lo que me gusta) que tengais unos buenos dias y unas mejores noches, si es posible, y a la vuelta nos vemos. Nos vamos a darle gasto a la bota de montaña y a probar mucho foie, mucha cassoulet y mucho queso......... Vive la France¡¡¡¡¡ (seguro que acabo de gavachos hasta arriba)
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