miércoles, 18 de agosto de 2010

VALENCIANIAS



Una vez más llego a Valencia y Valencia me llega a mí; como puerto de destino tras tormentosas travesías, la luz mediterránea trae la claridad necesaria para la observación de las realidades y el descarte de los espejismos. Noches de valenciano agosto, en pueblos de rectas calles con gandes portalones, rejas plateadas...comitivas de negro riguroso, clavarios y clavariesas que año tras año recogen el testigo de la tradición heredada, mientras la música y la pólvora, indispensables en esta tierra, acompañan el discurrir de estos desfiles patronales, de una docena de andas y tronos, en los que la flor, otro elemento valenciano omnipresente, produce un estallido de colores y olores.

Tierra de flores, de luz y del amor. Amor de amistades, de familias, de devociones, Valencia de mis amores me reconcilia conmigo mismo, me deja paso al disfrute a la alegría, a la ausencia de soledades. Porque de nuevo he mirado a la que es Amparo para el que no lo tiene, y entre los dos hemos hecho un diálogo cómplice y sincero, Señora de la mirada dulce y agachada. Y a lo lejos, llega el aroma a sal del mare-nostrum, que me llama cual canto de sirena, a sumergirme en sus azules y sus orillas. Caballero! una horchata (orxata) con fartons!

1 comentario:

  1. hola!
    clavario y clavariesa, eso es Valencia,
    tendré que investigar bien su significado o ¿lo vas a contar tú?
    Y qué nos dices de Paiporta?

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