CONVERSION

  Lo leí ayer por la red: "los objetos están hechos para ser usados, y las personas para ser amados. Pero a menudo ocurre que amamos los objetos y usamos las personas". Me gustó. Condensa en esa paradoja mucha verdad, mucha realidad. Nos creemos el ombligo del mundo, del nuestro y del de los demás y a veces, y me pongo el primero, confundimos teclas con latidos, mecanismos con sentimientos, plástico con piel...
    Todo va vertiginoso. Hoy me paré, sí, me paré a meditar un poco. En tanta vorágine, en tantas noches sin días, en donde y con quien ir y avanzar. Mis arterias van rápidas, más que mis reflejos, más que mis quietudes, que aunque pocas, intento vivirlas. Busco el sosiego, el cerebro casi vacío de futuros y dudas, barriendo angustias y miedos, ¿avanzando? y viviendo un día más.
    Se acabó hace tiempo el tiempo de planear. Hoy es hoy y mañana no existe, mientras que ayer fue muchas veces un holograma, que pasó tan rápido que aunque vivido, no hubo existido. Hielo en el exterior y en muchos interiores, en los que las venas no llevan sangre caliente, sino agua helada, que ningún vaho acaricia ni calienta.
      25 de enero. Y nos vamos comiendo enero. Hoy es la Conversión de San Pablo, antes Saulo. Y dicen que en días tendremos invierno de verdad, en este año, en este mundo que todo es virtual, logarítmico y sujeto a especulaciones. ¿me convertiré yo en alguien renovado, ya que no nuevo?
     Y a veces me siento usado, y tengo claro que no soy un objeto, luego...