CARAVACA DE LA CRUZ

  Me gusta mucho Caravaca de la Cruz. Y también la cruz de Caravaca. La ciudad es impresionante, con el alcázar-santuario dominando, cuya visión sobre todo nocturna, es de una grandiosidad incomparable. Elegantes casonas y rincones en torno al Salvador, calle Mayor, Convento del Carmen...Plaza del Templete (je,je ¿eh?), donde tuve citas de amores veinteañeros y clandestinos, ¡que tiempos aquellos!, atardeceres y amanecidas en las Fuentes del Marqués, contemplando Caravaca desparramada...
    Veranos de cursos de restauraciones, deambulando por los altos pasillos del castillo sagrado, empapándome de la historia y la devoción de la pequeña cruz de dos brazos. Cruz que tiene que ser regalada y que a mí me regaló mi Kete, que es como mi hermano y siempre mi AMIGO. Cruz que mi abuela decía se tenía que poner tras de la puerta, y que en las tormentas se abría por la mitad para conjurarlas y apartarlas Hoy están en fiestas, y la cruz se mojará de nuevo para bendecir aguas y flores, en esta ciudad santa del cristianismo, indisolublemente unida a su Cruz, en tarde de moros y cristianos que tal vez sean pasto de lluvias y charcos.
        Capital del noroeste, preciosos fandangos, puerta de Andalucía, caballos en cuestas. Caravaca vuelve hoy a mi pensamiento y mi recuerdo, de sus paseos, de sus rincones, de aquellos amores veinteañeros...