Hoy es día once de diciembre. Miércoles que ya avanza hacia la quincena navideña de todos los años, plena de banquetes, bombillitas y consumo. Y las noches se vuelven blancas de hielos y escarchas, amaneciendo con una falsa sensación de nieve, en este invierno que empieza a tener sed y a clamar por aguas y nieves. Mañanas de "cencellada", esa palabra como se define en Castilla y León, el helado paisaje matutino resultante de las caídas en picado de los mercurios.
Ayer fue la Santa de Totana. Eulalia de Mérida adoptada en tierras murcianas, en su santuario de la sierra Espuña, entre pinos y aires frescos. Mártir adolesente de cándida belleza, que reina en los días navideños en la villa totanera. Una vez fui a su iglesia y me la encontré cerrada, y es mi deseo volver algún día, ser peregrino y turista a la vez, y gozar de las paredes pintadas a lo naif, como la ermita de Liétor, del barroco dorado de su retablo, de sus atardeceres, y quien sabe si de algún prodigio del alma y los sentimientos. Con la santa de vigía, a la que tanta fe le tienen algunas amigas lorquinas, que allí llevan sus plegarias y fervores.
Mañana será la Virgen Guadalupana. La patrona de México y América. La inmaculada india, impresa en la tilma da aquel indio, que hizo florecer rosas en invierno, en un áspero cerro. Allí quiero ir, es una de las ilusiones de mi vida. Porque Guadalupe mejicana es casi una obsesión, es una devoción, una intuición,porque Ella me busca y sale a mi encuentro. Es morena y sencilla, es el santuario mariano más importante del mundo, y esta noche habrá danzas ancestrales en su honor, y miles de peregrinos que llegarán a esa basílica demasiado moderna para mi gusto. Quiera Dios y Ella que la vida me permita cruzar el charco y poder ir una vez al menos, es una de mis metas y mayores ilusiones. A ver si mi amiga Bea le pone este bonito y sonoro nombre a su nueva hija, Porque Guadalupe es más que un nombre, es decir María en México, es rezar, es creer, es emocionarse, como lo estoy haciendo yo mientras escribo estas líneas, pensando en amigos de aquellas tierras, en ti que lees estas lineas y en mi mismo, mis circunstancias y mis dudas. Pero si estoy seguro de querer verte; mientras te rezo y te llevo conmigo.
Y como os dije al principio, hoy es día once. Once del doce del trece. Pues eso,
Como ya he dicho alguna vez, esta crisis se está llevando a tierras lejanas a mucha gente de mi alrededor. Precisamente en Méjico tengo compañeros que se sentaban en la mesa de al lado de la mia y en Perú y en Chile... Los de Méjico ya han hecho su vida allí. Que la Virgen de Guadalupe les guarde.
ResponderEliminarA mí me han dicho un montón de veces que tengo allí una casa. Lo mismo tengo que ir. Voy a ver si tengo algo suelto para el vuelo...¿Te vienes?
Qué hermosa la Santa de Totana!! Pues mira, nene: cuando tú digas, quedamos y le echamos una visitica. Allí hay (o había) un hotel muy digno, donde no se comía mal. Invitado estás. Gúmer.
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ResponderEliminarCamino de la ciudad
un buen indio una mañana
cuando al Templo iba a rezar
y al pasar por Tepeyac
se le iluminó la cara
y allí se puso a rezar.
Cuando Juan Diego contó
lo que le había pasado
¡que falta de devoción!
que hasta el Obispo dudó
que un indio desarrapado
viera a la Madre de Dios.
Al ser de día, Ave María
Una mañana Guadalupana
Descendiendo de los cielos
Se le apareció a Juan Diego
Nuestra Madre Inmaculada
Cuando el Obispo al pensar
lo que el indio le contara
para ver si era verdad
la historia de Tepeyac
lo mandó a que cortara
rosas sin haber rosal.
Cuando Juan Diego mostró
aquellas rosas tempranas
la tela se transformó
la Virgen apareció
María Guadalupana y
América le rezó
GUADALUPANA
ResponderEliminarLa Virgen de América, de México y Madre nuestra.
Buen día, de vísperas y día grande en México, lindo y querido.