lunes, 18 de noviembre de 2013

LA VARITA MÁGICA

De niño, las hadas que yo conocía, en los cuentos o en las peliculas, llevaban un palo rematado con una estrella, que al moverlo, desprendía una lluvia de minúsculas estrellitas y conseguían convertir las cosas, hacer realidad deseos, alcanzar cualquier cosa anhelada.
    Con el tiempo me di cuenta que las varas eran de madera y cartón plateado, falso todo, como las otras varas negras de punta blanca de los magos. Y las hadas se fueron diluyendo entre las hojas de papel de aquellos libros de cuentos de Perrault o Grimm. Empezaron a aparecer ángeles de y no de la guarda, que tampoco eran infalibles ni mágicos.
    Después, las estrellas se me mostraron en las manos propias, a veces buena, otras no tanto. Y la varita mágica se hizo de brazos y de trabajo, un poco también de esfuerzos y entusiasmo, lo que pasa es que demasiado a menudo no funciona, y hay que desenchufar y volver a conectar. Y a veces ni por esas...
    Seguimos con frío, con crisis varias. Hoy volveré a enfrentarme a muchos de mis alumnos menudos, que son tan diferentes del niño que fui y con los que me crié, porque ellos han tenido una varita mágica en sus padres que les han consentido y conseguido todo, la mayoría de las veces sin haberlo pedido, con lo cual se han saturado de todo, y ni valoran ni anhelan nada. Y eso que estamos con las rebajas, pero así lo siento y percibo.
    La verdad es que los lunes me cuesta arrancar esta bitácora. Y más con este gélido ambiente que nos ha cogido por sorpresa y que congela manos e ideas. A ver si encontrara una tienda especializada en estas varitas, y poder regalaros a cada uno la vuestra, personalizada, única e intransferible.
      Buscar vuestro deseo de hoy, y que sea un hechizo el que os lo haga realidad. Y abrigarse, que luego pasa lo que pasa, y para eso no hay varita que valga, sino calor, sudor y sopor.
      Las estrellas se me escapan, lo mismo alguna se cae en algún jardín o se pierde por alguna noche despejada, en vigilia de madrugadoras escarchas.

4 comentarios:

  1. Salacadula,
    chachicamula
    dibidipabedibú...
    Todo se logra con solo decir
    ¡¡¡Dibidipabedibúúú!!!!
    Y la calabaza se convierte en carroza...
    El hada de la Cenicienta, mi preferida.

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  2. Buenos días, algo de tu Mari Trini.

    Llegó sin permiso
    la estrella de antaño
    la que antes era solo luz.

    Cayó de repente
    desde el azul del mundo
    y el corazón se me encogió.

    Ahora ya sé
    donde te escondes tú.
    Ahora ya sé
    en donde habitas tú,
    pero no sé
    el porque has venido de nuevo
    aquí, a mi jardín.

    Por qué a mí, se me ha caído
    una estrella en el jardín
    Por qué a mí, se me ha caído
    una estrella en el jardín
    Ahora no sé qué hacer contigo
    voy a agarrarte, voy a adorarte
    y lanzarte a tu cielo.


    Buena semana.

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  3. ¡Sobre la hadas!. Son sueños de niño, pasatiempos del pasado, ilusiones imaginarias y cuentos, que muchas veces nos gustarían haberlos hecho realidad.
    La única y realidad y verdad, que llevan las hadas, es la fantasía y el bien que hace en cada historieta.

    Buen día....

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  4. De verdad, que desilusión....con lo feliz que eres de pequeña, que te crees todo lo que te dicen......y lo bonito que era ver al hada madrina de cenicienta, poniéndole un vestido precioso, unos zapatos de cristal y una carroza que era lo más.....y ya ves....cuando eres mayor, solo ves en lo que se convierte la carroza cuando dan las 12 en el reloj....calabaza que te crio....que lástima, jomío....cuantas calabazas te da la vida...
    La Polo

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