Ha llovido. Y parece ser que seguirá así todo el finde. Por eso pienso estar viendo llover, tras los cristales, con manta, sofá y uno mismo.
Pues eso, que ha llovido. Por fin, que vaya racha de meses sin ver caer ni una gota. Y al menos este año hay setas, tampoco muchas, pero las hay.
Me hace gracia este tiempo en el que muchas personas se pegan el madrugón para ir por esta particular ruta de senderismo. Y se meten horas de coche para Cuenca y Teruel, esperando que la suerte les deje la cesta llena de los preciados hongos. A mí me gusta demasiado estar calentico en la cama en estas fechas como para unirme, pero me gusta que no se pierda la tradición, y si es posible que me regalen unas pocas, que a la plancha están riquísimas, y en unas gachas, o gazpachos, o lo que sea.
Aunque hay setas venenosas, dañinas. Las setas en esto son como algunas personas. La amanita esa dichosa que por lo visto es bonita por fuera, pero si te la zampas te vas pal otro barrio; lo dicho, como con algunas personas. Por eso solo quiero setas de confianza, comestibles, que no sean muy vistosas pero sí gustosas. Y no es lo mismo hongo que seta, ni hacer el seta o el hongo, enfin...
Yo soy muy de champiñón. A la plancha con ajo y perejil me encantan. Y los níscalos asadicos. Y las setas al ajillo, pequeñitas o en revuelto como tan bien las hacen por la villa de las tinajas. Pero me muero por unas gachas en leña con setas y pan de pueblo para hacer surco y barco.
Setas. Otra muestra de otoño. Que es la época que más me gusta del año aunque no pueda disfrutarla como yo quisiera. Lo malo es que pronto llega la noche. Y con ella, las dudas y los silencios. Silencios solo rotos, por esa canción de Adele, que descubrí y hace dos días y no se me va, aunque sea en inglés, pero que me ha llegado dentro, como muchas de vuestras frases, de vosotros mismos.
Y con sabor a noviembre: "odio aparecer de la tristeza sin invitación..." pero ya queda menos para que la semana acabe y empiece un nuevo proyecto.
Las setas. Son como las personas, ¡unas buenas y otras malas!. La que es comestible y nos alimenta, es como la verdadera amistad del amigo, la que no es comestible y hace daño, difícil de volver a saborea alguna seta mas y nos acerca a esas amistades que en su día nos decepcionan y sentimos dolor en el alma por la falsedad y la mentira.
ResponderEliminarTodo es relativo y uno cuenta según como van las cosas. el que saboreo siempre setas buenas, tiene buen recuerdo de las setas y la sigue comiendo, el que tuvo una experiencia de amistad verdadera, esa siempre se guarda en el Corazón, al contrario del que comió las malas setas, seguro no la volverá a comer, y el que sufrió un fracaso con los amigos. Siempre esta herido el corazón ¡sin lo pusiste de verdad en ese amigo!.
Pero como las personas somos como somo, por mucho daño que recibamos, mas amor tenemos en el corazón para compartí y entregarlo.
Pues que están muy ricas, a la plancha en revuelto, aunque ahora sea la época, podemos comerlas todo el año...cuidado con las venenosas...aunque no me importaría que alguien cogiera una indigestión....sigo siendo mala, muy mala!!!! jajajaja....
ResponderEliminarLa Polo
Me encantan!!!!, cojerlas más que comermelas, aunque también. Yo solo conozco las de cardo y los niscalos. Las de cardo son las que más cojo porque cerca de Albacete se crían, aunque cuesta encontrarlas; más que nada porque hay más seteros que setas (frase de mi madre, también aficionada a coger en sus buenos tiempos). Ir a coger setas conmigo es un "poema" porque cada vez que encuentro alguna pego un grito de alegría (menos mal que no se espantan,ja,ja...)Me encanta el campo en otoño, aunque no encuentre setas....
ResponderEliminarSoy casi alérgico a las setas, este post no lo leo por si acaso...
ResponderEliminarLa magia del nostálgico otoño calmado de vida de "ultra tumba" me hace incluso retomar los pinceles tan ansiados después de tener mis manos, manchas de barro para alegrar los hogares por Navidad. Está magia que alberga está bendita estación, hace aflorar nuestras queridas setas, a mi por supuesto que me gustan las de cardo que son las más comunes de está inmensa llanura.Mi padre, hombre de campo más que San Isidro, por cierto....jiji, siempre dice que tiene que llover por agosto para que la seta salga en su tiempo y que estas no crecen sí las dejas sí no que cada una tiene ya desde la espora su tamaño predestinado..jejeje, que curioso, no?, casi como las personas que ya nacemos con una línea marcada. Curioso que yo he cogido setas en los sitios donde antes han estado asentadas civilizaciones y pueblos ya desaparecidos....que curioso, habrá alguna similitud?. Lo cierto es que cuando toda la vida parece aletargarse, este delicioso manjar emerge dándonos a entender que nunca se acaba la vida y es que la naturaleza es sabía.
ResponderEliminarPor cierto, a mi como más me gustan es en la parrilla, junto a la chimenea y con un buen trago de vino, jejejejeje.Y sí es posible como hoy viendo como cae la lluvia sobre el campo y a esperar los esparragos ......pero eso es otra historia.
Vente pa acá Juanito......jijijiji.
A mi no me gustan los hongos.
ResponderEliminarPepi
no te las habrán preparado bien... :)
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