ESCAPARATE

  Recuerdo la fascinación que de niño sentía por el escaparate de "Albacete religioso", el más emblemático comercio de imágenes y objetos religiosos de esta ciudad. Su amplia vitrina se llenaba de figuritas de belén en navidad, de corazones de jesús, de virgencicas de los llanos, de purísimas...Aquel colorido de escayolas, del Olot más sencillo, me gustaba y siempre me paraba a verlo y a retener en mi retina y memoria, las iconografías de todos los santos, en tiempos en que un libro de estas ilustraciones era un tesoro casi inalcanzable, y no existía la tecla milagrosa, que hoy en día hace que te salgan, como por arte de magia, miles de fotografías, en un proceso que no hace tanto tiempo, pudimos soñar que existiese.
        Escaparates de la calle Francos de Sevilla, repletos de coronas, tallas, brocados. En la ciudad en que siempre es semana santa, siempre se espera una procesión, siempre es barroco. Mil y una figuras, en la Híspalis de las mil y una devociones, donde cada barrio, cada gremio y cada corazón, tiene un rostro divino que emociona, embelesa y arrebata el sentimiento.
      Siempre me paro a ver las tiendecicas de santicos. Como en las calles cercanas a la Plaza Mayor de Madrid, donde tanto me llaman la atención los hábitos, que hasta no hace mucho tiempo se veían en mujeres curtidas, rehenes de promesas y tradiciones. O en Valencia en la Plaza de la Reina, donde la Marededeu está milmutiplicada, porque este es su dominio, esta es su tierra que es de Ella.

      Tras el cristal. Figuritas y estampas, medallas, cruces, coronas y borlas. Añejos comercios de sabor, de una parte de nuestra historia, de nuestra herencia, de nuestra querencia.

     Yo sigo haciendo retablos; tal vez podía llevarlos a alguna de estas tiendas, y quien sabe...