CHULETAS DE CORDERO

Me gustan. Asadas en leña, un poco chamuscadas, con unas goticas de limón. Las chuletas de cordero, también las de cerdo, son parte de mi y de nuestra cultura gastronómica. Hace tiempo que no me pego el gustazo de unas chuletillas de palo, je je, y creo que va ser cuestión, como de otras cosas en mi vida, de ponerle remedio.
    Admiro a esos carniceros que manejan el cuchillo con destreza, y te cortan las piezas con precisión para envolverlas en el papel de estraza y la bolsa, antes de emprender el camino del frigorífico, del fuego y del estómago.
    No hay fiesta, reunión y hasta no hace mucho boda, en las que el broche del banquete fuesen las chuletas, que en Murcia llaman "costillas". Y mira que tengo amig@s que abominan del cordero, pero no hay problema, que a templetillo le gusta por todos ellos, porque soy "caballo de buena boca" y ya se sabe que sólo hay una cosa que no me gusta...
             En estas horas de madrugada de transición del domingo al lunes, me acuerdo del olor del humo, de las brasas enrojecidas entre cenizas, esperando dorar esa parte de carne , para mi tan exquisita, del plato montando pequeñas colinas de huesos y lomos, con unas pataticas a lo pobre, mejor que mejor.
       ¡Buen provecho! ¡Buena semana!

        Otro día hablaremos del cerdo, de la ternera etc...