DE CUCHARA

  De caliente. Así me dice mi madre, así me decía mi abuela: "nene, hay que comer de cuchara". Y así lo hago, porque es un placer y más en estas fechas en que hasta el estómago se enfría y agradece la vianda sabrosa y reconfortante.
       En la lumbre, el puchero o la sartén, van conformando las mil y unas delicias de platos de esta tierra, elaborados con legumbres, harinas, ajos y diversas carnes. Me recreo en la hilera de judías de todo tipo, con perdiz, con chorizo...Me entusiasmo en los caldos morenos, los cocidos cargados y cocidos, valga la redundancia, a fuego lento durante muchas horas. Me relamo con las gachas, las migas, el potaje de rellenos, el ajo de mataero, el atascaburras, el gazpacho, sobre todo el de Almansa, servido sobre la especial torta cenceña que le confiere ese punto de meloso exquisito y casi pecaminoso.
    Hoy saldré a saborear los tesoros culinarios que encierran los barros de esos pucheros que en el mes de febrero, toman las barras y las mesas de los bares de esta ciudad. Siempre habrá un vino, una cerveza, un buen amigo, una buena charla, un buen motivo.
        Porque los duelos con pan son menos. Y a falta de pan buenas son tortas. Mi cuchara se pierde en mi paladar y mi disfrute. Y al cuerno la dieta, que estos son dos días. Así que a comer de caliente, y cuanto más calenticos mejor. Buen fin de semana. Buen provecho.