domingo, 20 de febrero de 2011

ENTRE LOS PUCHEROS

  anda Dios, decía Santa Teresa de la ciudad amurallada. Y si lo dijo una santa, no soy yo quién para contradecirla. Porque razón tenía la monja abulense, ya que hay pocas cosas más sabrosas y suculentas que los guisos de cuchara, hechos al fuego con mimo y tiempo. Potajes, ollas de aldea, gazpachos, judías con perdices o chorizo, gachas y muchos pucheros más se han apoderado de los bares y estómagos de esta ciudad durante tres semanas. Servidor también ha sucumbido a la tentación, y ha hecho su particular viacrucis gastronómico, en solitario, y oye no ha estado tan mal, porque me doy cuenta que para la mayoría de cosas, y cada vez más, no necesito a nadie, que templetillo es mucho templetillo. Así me despierto satisfecho del placer del banquete y el deleite, regalándome la siesta dominical que durante la semana me es vetada, como tantas otras cosas. Porque las cosas cuanto más sencillas más buenas, como estos guisos de la tierra, sencillos, cabezones y sinceros, como somos nosotros los albaceteños. Hasta el año que viene habrá que esperar otras renovadas viandas, aunque siempre habrá algún alma caritativa en disposición de invitar a degustar sus artes culinarias, a los solitarios y desahuciados gourmets como yo.

2 comentarios:

  1. Mary Wan Kenobi ProPuchero21 de febrero de 2011, 10:55

    por ciudad amurallada... te refieres a Avila por un casual? y por qué no la nombras? si hay unas cosas preciosas, unos chuletones buenísimos...

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  2. ah si Avila es muy bonita!! yo estuve una vez allí, incluso en dos provincias más en una sola noche, que tiempos aquellos!!

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