DISQUISICIONES

   
                 Ya llevo una semana de vacaciones. Tanto tiempo esperándolas y ya ves, como que no termino de acoplarme. Y eso que siempre los inicios son Jumilla todos los años y bueno, se pasa de los últimos días de agobios a esas mini-vacaciones folklóricas de todos los años. Pero me siento desubicado, un poco perdido, desnortado...Con cosas, pero sin hacer caso. Lo peor es que no consigo transformar las cosas que podrían serme válidas, y así pasan las meses, semanas y días. Y enseguidica la feria.

           Calor de julio. Hoy pasan de la cuarentena los mercurios de calles y plazas. Se me hace más patente que el tiempo no va coordinado de una forma racional, todo a saltos, descolocado. Y muriendo agosto pareciese el día del Carmen, que ya se me antoja lejanísimo. A veces no hay abanico que dé aire ni bálsamo que refresque ni piscina que moje, menos la de mi Ris and Queen, que siempre son mi mejor medicina, gracias por tantos buenos ratos. Atardeciendo en las lomas altas de Molina...

     Puerta de la sierra. Casas de Lázaro, cuna del tejido manchego se muestra entre el verde de sus álamos y el amarillo de rastrojos. Buenos amigos, buenos momentos. Un rato de colores, de las rayas de las faldas, alforjas y tarimones. Arcoiris de lanas, que acaloran estos días, preludiando tardes de septiembre renovando el rito y el inconformista deseo de reivindicar mi tradición y mi abolengo.

    Romerías. Aún quedan patronas y patrones de la ermita al pueblo y del pueblo a la ermita.
    Cervezas. Siempre frías, siempre necesarias, incluso sin moderación.
    Silencios. En la noche, en la sábana vacía, en el encontronazo con la propia soledad.
    Deseos? hace tiempo que dejé de desear, sólo me queda pensar y a veces es mejor dormir...

                   ¡que calor! y cada vez menos tolerancia, menos amor y menos lo demás, si es que no puedo...¡ay!