Más de veinte años sin dormir esta Madrugada en mi casa. Más de cuatro lustros viviendo, sintiendo y soñando con otras procesiones, de Sevilla, Córdoba, Jerez, Granada o Murcia. Media vida esperando estos días que ahora mismo siento velados, casi borrosos...
Hoy me he reencontrado con el Cristo de Medinaceli, arropado por miles de personas en esta tierra mía, seca y escueta. Entre esas miles, gente querida, gente buena ¿a que sí Encar? Llueve, y tal vez el señor del Silencio y Viacrucis se quede en la parroquial de la Concepción, o puede que en un alarde más de penitencia se eche a la calle para sacar a ese crucificado que nunca dejó de ir sobre los hombros de muchos paisanos, de hábito morado, monacal y austero.
La televisión retransmite procesiones. En Tobarra se han echado a la calle con lluvia todo. Sigo en conexión internauta y telefónica con Sevilla de mi alma, que esta noche se queda con la Esperanza, con las esperanzas, encerradas, cautivas, al tiempo que el Señor de Sevilla se queda en su templo, y priva a la ciudad y al mundo de la mayor catequesis de emociones y grandeza que pudiese imaginarse ¡ay mi Gran Poder!, no me olvides nunca, ni a mis amigos buenos, como Cofrade, que seguro que la Reina te lo recompensará, tanto esfuerzo, tanto amor, o Miguel, que esta noche un ángel bajará, y en sueños secará tu llanto de no estar, de no poder.
Avanza la celebración. Jueves santo conquense, grandiosas parroquias, sencillas andas, bellos monumentos. Cielo gris, viento y aire. Y una saeta y una marcha han acompañado mi alma, en este día de ausencias y recuerdos, a ritmo de castañuela, vendaval de alegría y compañía, imprescindible amiga, fiel y mía.
Tal vez en unas horas el cielo azul deje escapar el rayo de sol que ilumine a la dolorosa de las dolorosas, para engrandecer la mañana más murciana y más bella. Habrá que tener y rezar a la Esperanza!
Esa saeta que sale del alma, ese quejio roto, desgarrado de madrugá, de madrugá de llanto , de pasión contenida, de ilusión frustada por ese agua, que nos da en otras ocasiones la vida, esta noche ha inundado de lágrimas nuestros ojos. Nuestra Esperanza Macarena no dará su bendición a las calles de Sevilla, de Andalucia, de nuestra España, ese agua de lluvia lo dilulló. Cuanta agua, en las calles, en los ojos, en el alma. Madrugá de viernes santo, de luto, sin capirotes verdes, sin esperanza.
ResponderEliminarque post tan bonito, seguro que el próximo año estás donde tú quieres. Me hizo mucha ilusión verte ayer, yo siempre devota al Cristo de Medinaceli y mi hijo también, que el pobre aguantó toda la procesión sin quejarse....y que lástima de lluvia que ha estropeado tanto esta semana tan bonita para muchos, pero que le vamos hacer, otro año será.....besicos
ResponderEliminarLa Polo
Anoche esperamos ansiosos, como fieles que somos desde hace bastantes años, a la salida del Viacrucis desde la Iglesia de la Concepción; desde el restaurante donde todos los años reservamos mesa y mientras cenamos vemos el emocionante ritual del preparativo en la propia calle, para después seguirla una vez iniciada. Emotivo sentimiento que a través de los ventanales nos provoca siempre una emoción enorme al ver cuando empieza la gente a agolparse alrededor de la Iglesia, los penitentes que llegan con sus cruces a cuestas, cuando sacan al Cristo, colocan las flores, se organizan y concentran los costaleros, cuando empiezan a tocar cornetas y tambores antes del comienzo.......
ResponderEliminarPero anoche fue diferente, decepcionante a causa del diluvio que cayó. Esperanzados en que cesara la lluvia para salir a acompañar a ese Cristo.
Cuando amainó un poco, lo sacaron (con el empeño de poder realizar lo esperado), lo taparon con un plástico porque querían ser más persistentes que la lluvia torrencial que luego cayó. Pero tuvieron que desistir y con mucho pesar, suspenderla.
A través de esos cristales pude observar como la calle se fue quedando forzosamente vacía, abandonando los que no cabían en la Iglesia, a ese Cristo del Silencio que aquí en Albacete seguimos tantos.
De los muchos años acudimos a este Viacrucis, creo recordar que este es el primer año que se suspende, con la decepción de todos, tristeza y desolación.
Este año la lluvia a estropeado "mi particular Semana Santa".
Acabo de llegar a casa. Rota. Muerta, después de 3 horas de Via Crucis esta mañana y cuatro de entierro esta tarde. Nos ha lloviznado, que menos mal, porque en "Valéncia" (porque en el Cabanyal aun van a Valéncia) ha caido agua y misericordia. El Cabanyal es diferente hasta en la lluvia.
ResponderEliminarTú mucho correr arriba y abajo pero nunca vienes aquí, a ver esta Semana Santa tan diferente, tan nuestra, tan de ir por libre, como la mayoría de cosas que hacemos aquí. Te espero algún año.
Y ahora me voy a dormir, a descansar, que falta me hace, y mañana volveré allí, a esperar que den las 12 y que la gente tire cosas desde los balcones para celebrar la resurrección.
Muaks
Desamparados
NO SE NI QUE DECIR.
ResponderEliminarYO TAMBIEN TE QUIERO MUCHO.¿LO SABES?
CASTAÑUELA