Me encantan los atardeceres en este tiempo; los días prolongados, van muriendo poco a poco, descomponiendo los azules en una gama de dorados y rojos, de una belleza infinita. Tanta, que a veces he de pararme, en mi ajetreado discurrir, para poder siquiera disfrutarlo, aunque sean segundos...como en este caso, que la cámara me permitió capturar, guardar y compartir.
El ocaso de la luz, el paso del día a la noche, la caída del orto, es la más completa metáfora sobre el fin y el principio, sobre el comienzo y el final, sobre la intensidad de ambos momentos, sobre la vida misma y sus claroscuros.
Languidece un nuevo domingo, ocaso de esta semana , que dará paso al nuevo alba, a un nuevo amanecer, porque amanecer y atardecer son palabras comienzan y acaban igual, y entre ellas está otra que sí que no empieza ni acaba igual, que se llama VIVIR. Y ya empieza a caer la tarde, a ponerse el sol...
Jovial a diario. Enérgico en tus afirmaciones. Natural en tus vivencias. Notable en tus creaciones. Yunque de acero, sin tregua a los advenedizos. Acróstico del mes.
ResponderEliminarMientras nos quede templetillo. Aun por mucho rato. Reiremos juntos. Iremos de paseo. Saldremos de cañas. Agarraremos borracheras. Trataremos de ser mejores. Inventaremos más nombres. Animaremos las terrazas. Aun por mucho tiempo... Aun por mucho tiempo... Ale hasta luego...
ResponderEliminarmuy metafísica, mary wan.. pero me apunto..
ResponderEliminartía, me gusta la foto..
Como estás?. Olvidadico nos tienes. Rotos sin tí. O vienes, o vamos a por tí. Mary wan, el pueblo te espera. Odiendo cuantas "oes". Te extraño, clan kenobi. Otra "0". Tíaa.. ¿no podía ser la de Fátima?. Ahí queda eso.
ResponderEliminarRecuerda: para que buscar felicidad si en la hermosura de tus palabras se puede encontrar!!
ResponderEliminarUn abrazooo