martes, 20 de diciembre de 2011

VEINTE DE DICIEMBRE

  Sigo sin poner el nacimiento de vestir que pude comprar en Nápoles, y que es la única señal de las fiestas que se avecinan amenazantes, en esta casa, humilde morada templetillera, que es más de capirotes y dolientes vírgenes, y territorio vedado al espumillón y el acebo. En un día entrará oficialmente el invierno, que se nos adelantó con estas heladas y fríos, emboscados en cielos azules y soles traicioneros. En dos días, volveremos a seguir quedándonos con la decepción en nuestra apuesta, y en el dinero perdido e invertido, y en la mala fortuna y la buena salud, con el eterno y emblemático canturreo:...mil euros!! En tres, vísperas de la víspera, y las calles se llenaran de cenas de empresa y románticas. De eso me libro yo, que ni empresa tengo ni partenaire, así que perras al bolsillo. Y en cuatro la buena noche, de buenos deseos, mensajes reales y lo de siempre, aunque tal vez me arranque por algún villancico a ritmo de romance de ciego o seguidilla.

          Veinte días. Ultima decena del 11 que se nos va y llega el 12, como los apóstoles, como los meses, como las tribus israelitas, las tablas, los pares de Francia. Mientras prosigue diciembre, en torno a espantosos arboles de luces y bolas imposibles y más o menos acertados pesebres, como escenarios de la mayor historia jamás contada, aderezada de pastores anacrónicos, castañeras, tíos cagando y ¿nieve en Judea?
     

1 comentario:

  1. Pues ya estás poniendo el Belen, hombre!!, que a mi también me estomaga muchismo la Navidad y ya lo tengo puesto....y el árbol que no falte....jajaja
    es lo que toca jomío, que le vamos hacer.....
    La Polo

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